A lo largo del siglo XX el tema de los contactos precolombinos entre el Viejo y el Nuevo Mundos ha provocado más polémicas que cualquier otra materia de la antropología americana. No obstante, con excepción de las relaciones esporádicas de vikingos groenlandeses con esquimales de Terranova, que se dieron durante el siglo XI d. C., hasta la fecha ninguna otra hipótesis de contacto transoceánico precolombino ha obtenido una aceptación generalizada. También, en vez de disminuir, en este lapso se ha aumentado y asentado un considerable número de malentendidos sobre la escala y el significado de dichos contactos, malentendidos que transformaron este problema en un sinónimo proverbial de "la encarnación misma de la anticiencia".
Son tres los factores básicos que han contribuido para llegar a tal situación. El primer factor es la falta, casi completa, de objetos del Viejo Mundo encontrados en contextos arqueológicos prehispánicos, sin alteraciones y con cronologías confiables, que pudieran evidenciar de Jacto la existencia de viajes interhemisféricos antes de 1492. Dicha ausencia contrasta de manera desconcertante con una extensa lista de similitudes culturales entre las altas civilizaciones de la América precolombina y las de Eurasia, lo cual lleva a la mayoría de los antropólogos y arqueólogos a desconfiar de las ideas de intercambios culturales precolombinos y, en última instancia, a preferir los paradigmas del desarrollo convergente como la vía más factible para explicar las similitudes arriba mencionadas.
En segundo lugar, hay diversos factores ideológicos que intervienen, complican y, en ocasiones, imposibilitan las investigaciones relativas a contactos transoceánicos antes de Colón. Estos factores se derivan, por un lado, de la opinión ampliamente difundida de que los estudios sobre los contactos considerados y, especialmente, sobre las posibles influencias culturales que éstos implican, no son sino muestras de subestimación de las capacidades creativas del indígena americano e intentos de "robarle su patrimonio cultural".
Las inconsistencias y parcialidades que tal enfoque presenta son obvias; si recordamos los importantes intercambios de plantas agrícolas (el maíz y el cacao) y técnicas metalúrgicas entre las civilizaciones precortesianas de Mesoamérica y Sudamérica, o las enormes deudas culturales de la Europa actual con Grecia y Roma, que nunca se han visto desde perspectivas semejantes.
Rutas y probabilidades de travesías atlánticas
Existen tres posibles rutas atlánticas para llegar desde el Viejo Mundo hasta América, las cuales están determinadas por las corrientes y los vientos marítimos. La ruta del Atlántico del norte (ruta 1) es la de más fácil acceso, debido a la distancia relativamente corta ya las favorables corrientes oceánicas que circulan desde las costas este y sur de Groenlandia hasta Labrador y Terranova. Algunos pasajes de las crónicas escandinavas nos informan que, entre los siglos XI y XIV d. C., colonos noruegos de Groenlandia llevaron a cabo cinco expediciones al Nuevo Mundo, la más famosa de las cuales fue la de Leif Erikson.
El descubrimiento en la década de 1960 de un asentamiento vikingo en L' Anse aux Meadows, Terranova, confirmó la historicidad de por lo menos uno de dichos viajes, y hasta hoy constituye la única evidencia arqueológica irrefutable de viajes transoceánicos precolombinos. Las rutas del Atlántico medio (ruta 2) y del Atlántico del sur (ruta 3) son notablemente más largas que la del Atlántico del norte, pero en cambio presentan mejores condiciones climáticas. La ruta del Atlántico medio inicia con las corrientes de la zona de Gibraltar y la costa noroccidental de África, y continúa luego con la corriente ecuatorial del norte hasta llegar a las Antillas y el golfo de México.
Romeo H. Hristov y Santiago Genovés T., “Viajes transatlánticos antes de Colón”, Arqueología Mexicana, núm. 33, pp. 48-53.
Romeo H. Hristov. Licenciado en arqueología por la ENAH. Realiza estudios de doctorado en el Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, España. Miembro del proyecto: Registro y fechamiento de las posibles evidencias arqueológicas de Mesoamérica, relativas a contactos transatlánticos precolombinos (Conacyt- llA) .
Santiago Genovés T. Doctor en antropología por la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Responsable del proyecto: Registro y fechamiento de las posibles evidencias arqueológicas de Mesoamérica, relativas a contactos transatlánticos precolombinos (Conacyt-IlA).
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