Con motivo de la Exposición Universal de París, en 1889, se encomendó al escultor Jesús Contreras, por entonces radicado en la capital francesa, para que hiciera paneles de bronce en altorrelieve de 3.60 m de altura por 2.25 m de ancho, con las figuras de Itzcóatl, Nezahualcóyotl y Totoquihuatzin, quienes encabezaban los pueblos de Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba (la Triple Alianza). De esta manera el Pavillon du Mexique, encomendado a don Antonio Peñafiel, mostraba en su fachada la grandeza mexica, pues había otras efigies como las de Cuauhtémoc y Cuitláhuac (Matos, 2017 y 2018). Mucho de esto obedecía al auge nacionalista que predominaba por entonces, lo que cobró presencia en la inauguración del Salón de Monolitos del Museo Nacional el 16 de septiembre de 1887, presidida por don Porfirio Díaz. La fecha nos habla del interés del mandatario por dar presencia al mundo mexica pues la pieza que presidía el recinto era, ni más ni menos, que la Piedra del Sol o Calendario Azteca…
Imagen: Salón de Monolitos del Museo Nacional en la Calle de Moneda. Foto: ©180671 Fototeca Nacional, CONACULTA, INAH, SINAFO.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Matos Moctezuma, Eduardo, “El porfiriato (1877-1911)”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 100, pp. 50-55.