Vistas de antiguos monumentos mayas Litografías de Frederick Catherwood, 1839-1841. Lámina XXIII. Castillo en Tulum (Litógrafo A. Picken)
La ciudad en ruinas de Tulum se sitúa sobre una saliente rocosa en la costa oriental de Yucatán. El edificio mostrado en la lámina XXIII, aunque le llaman Castillo era, no cabe la menor duda, un lugar usado para las ceremonias religiosas de los indios. En el tiempo cuando se hizo el dibujo los árboles obstruían la vista, y hubo que cortarlos antes de poder discernir el diseño del edificio.
El edificio, incluyendo las alas, mide en su base 30.5 m de largo. La gran escalinata tiene 9.14 m de ancho, con 24 escalones, y los grandes parapetos que presenta a cada lado –todavía bien preservados– le otorgan un carácter imponente poco común. En la entrada hay dos columnas, con lo que se crean tres accesos, sobre los cuales hay nichos cuadrangulares que alguna vez contuvieron ornamentos; en el central, y en uno de los laterales, todavía quedan fragmentos de estatuas.
El interior se divide en dos corredores, cada uno de 7.9 m de largo; el del frente es de 2 m de ancho, y en cada extremo tiene una banca o diván de piedra. Una sola puerta lleva al corredor trasero, que es de 2.7 m de ancho y tiene una banca de piedra que se extiende a lo largo al pie del muro. En este cuarto había restos de fogatas y de copal, lo que hace probable que algunos indios hubieran participado recientemente en celebrar sus antiguos ritos religiosos, a los que todavía se adhieren cuando no están bajo la observación de los españoles.
A cada lado de la entrada hay anillos de piedra, destinados a servir como soportes de la puerta, y en el muro posterior hay aperturas oblongas que dejan pasar la brisa del mar. Ambos aposentos tienen el techo en arco triangular, y ambos fueron conveniente y agradablemente acondicionados para usarse como viviendas. Las alas son mucho más bajas que el edificio principal.
Cada una consiste de dos niveles; el inferior se asienta sobre una plataforma baja, desde la cual hay escalones que conducen al superior. Este último consta de dos cámaras, de las cuales la del frente es de 7.3 m de largo y 6.09 m de ancho, y tiene dos columnas en la entrada y dos al medio de la cámara. Las columnas del centro estaban ornamentadas con motivos en estuco, uno de los cuales era un rostro enmascarado y el otro la cabeza de un conejo.
Los muros estaban completos, pero el techo se había caído; el escombro sobre el suelo era menos voluminoso y de materiales distintos en comparación al formado en otros lugares por los restos de techos con arco triangular; y había agujeros a lo largo de la parte superior del muro, como si se hubiesen colocado vigas en ellos, todo lo cual induce a creer que los techos habían sido planos y sostenidos por vigas de madera que descansaban sobre las dos columnas centrales.
Desde este aposento, una puerta de 0.91 m de ancho, cercana al muro del edificio principal, da acceso a una cámara de 7.3 m de largo y 2.7 m de ancho, también sin techo, y que presenta los mismos indicios de que el techo había sido plano y sostenido por vigas de madera, opinión que fue después verificada al descubrir techos de madera aún completos en los edificios adjuntos.
Traducción de texto y láminas: Gabriela Uruñuela Ladrón de Guevara
Imagen: El Castillo en Tulum, Quintana Roo. Lámina XXIII de Catherwood. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Frederick Catherwood. Catherwood acompañó a Stephens en dos travesías (1839-1840 y 1841) por las ruinas arqueológicas de Centroamérica y México, y los relatos de sus odiseas tuvieron un gran éxito. Catherwood, empezó trabajando como dibujante, primero en las excavaciones en el Foro Romano, en 1821, y posteriormente, entre 1823 y 1833, como parte de la Robert Hay Egyptian Expedition, donde adquirió práctica en la topografía, la ilustración arquitectónica y el registro de jeroglíficos.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Catherwood, Frederick, “Vistas de antiguos monumentos mayas Litografías de Frederick Catherwood, 1839-1841. Lámina XXIII. Castillo en Tulum (Litógrafo A. Picken)”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 106, pp. 73-75.