Epazoyucan es uno de los pueblos más intrigantes del valle del Mezquital, pues siendo hoy en día una localidad tan pequeña y rodeada de espacios de campos de cultivo que permiten apreciar su conjunto sin obstáculos desde mucha distancia, tiene una de las construcciones coloniales más interesantes del país.
Hay indicadores de que en la época prehispánica Epazoyucan era un señorío cuyos pobladores hablaban diversas lenguas –otomí, náhuatl y tal vez pame o chichimeca– y pagaban tributo a los reyes de Texcoco.
Su población debió haber sido cuantiosa al momento de la conquista española y por ello los agustinos escogieron edificar allí uno de sus conventos. Junto con esta acción se concentró la población dispersa que había en los alrededores y se reorganizó el señorío bajo los lineamientos de un pueblo de indios; simultáneamente se le puso bajo la supervisión de un encomendero.
Que el pueblo era importante se refleja en el hecho de que, pasados algunos años, la encomienda fue asignada nada menos que al hijo del virrey Luis de Velasco, que poco después sería también virrey.
Imagen: Ex Convento de San Andrés Apóstol, Epazoyucan. Foto: © Roxana Sánchez Téllez.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor. Desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique, “Epazoyucan”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 112, p. 37.