35. Lenguas indígenas de México

Enrique Vela

En el México prehispánico debieron existir una cantidad enorme de lenguas, no es posible saber cuántas. Lo que sí sabemos es que las que, a pesar de todos los factores en contra, han llegado hasta nuestros días constituyen un patrimonio sin igual. Una lengua es el producto de maneras de andar en el mundo, de los modos de percibirlo, de clasificarlo y de explicarlo. Es además un hecho cultural dinámico, que se transforma al paso del tiempo a la vez que va dando cuenta de los cambios. A la par de su importancia está su fragilidad; cualquier lengua requiere de un contexto que la haga viable, necesita ser funcional para sus hablantes, por ello cuando las condiciones cambian corre el peligro de desaparecer llevándose consigo modos únicos de entender el mundo. Son sistemas de significados que permiten no sólo comprender la cultura de sus hablantes contemporáneos sino la de sus antecesores, son una fuente de información extraordinaria para comprender la historia de estas tierras. Imaginemos qué sería del campo del conocimiento de los mayas, los nahuas o los huastecos, por mencionar a algunos de los muchos grupos, si los estudiosos no contaran con la fortuna de poder acudir a los hablantes de esas lenguas en la búsqueda de pistas para acercarse mejor a las fuentes arqueológicas e históricas.

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Vela, Enrique, “35. Lenguas indígenas de México”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 80-81 .