Arqueología en la Catedral de México

Eduardo Matos Moctezuma et al.

Excavaciones arqueológicas en la Catedral de México. Arqueología urbana

Trabajos arqueológicos en la catedral

En lo que va de este siglo, el centro de la ciudad de México, se ha hundido un poco más de siete metros. La extracción de agua para abastecer a millones de habitantes es una de las causas principales del hundimiento generalizado. Sobre los edificios prehispánicos, bajo los cuales existe una preconsolidación de las arcillas que impide su hundimiento, se asentaron los edificios coloniales y los actuales, lo cual causa su inestabilidad y las cuarteaduras consiguientes. Ésa es la razón por la que el Templo Mayor parece estar surgiendo, siendo que lo que ocurre es exactamente lo contrario: los alrededores se hunden y el templo se mantiene estable, pues su desplante se encuentra a una mayor profundidad. Y lo mismo ocurre debajo de la Catedral: en los sitios donde detectamos edificios prehispánicos, hay resistencia al hundimiento, mientras que en donde no los hay el fenómeno es más acelerado, de ahí el hundimiento diferencial. Ese fenómeno, estudiado por especialistas en mecánica de suelos, ha venido a poner en evidencia a no pocos arquitectos que, en su ignorancia, afirmaban que el “bufamiento” del Templo Mayor azteca era lo que provocaba los problemas en el centro de la ciudad. El arquitecto Teodoro González de León planteó en su discurso de ingreso al Colegio Nacional que las obras de excavación del Templo Mayor eran las causantes de lo anterior; los trabajos de Sedue demostraron lo contrario. También decía que las excavaciones se debían haber hecho de manera subterránea, como las practicadas para encontrar el Louvre medieval, lo cual también es falso, pues éstas se hicieron a cielo abierto.

Uno de los edificios más afectados por el fenómeno es la Catedral metropolitana. Eso llevó a los especialistas a realizar obras de corrección geométrica, consistentes en abrir 32 lumbreras (pozos circulares) de 3.40 metros de diámetro y profundidades promedio de 20 metros, además de 29 pozos para la instalación de pilotes, una fosa, calas y pozos en el jardín oriente y el la Capilla de Ánimas.

 

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional.

Francisco Hinojosa. Licenciado en arqueología por la ENAH. Museo del Templo Mayor, INAH.

J. Álvaro Barrera Rivera. Licenciado en arqueología por la ENAH. Museo del Templo Mayor, INAH.

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