Entre las variaciones del espacio de entierro están las covachas, pequeñas y poco profundas, con no más de media docena de cuerpos distribuidos sobre el piso. También hay cuevas mayores con más de 30 cuerpos de hombres, mujeres y niños, como el sitio Cueva El Gigante, que funcionó como cementerio colectivo y donde descubrimos que el espacio fue utilizado durante mas de 250 años, entre 1100 y 1400 d.C.
Un nuevo sistema de entierro aparece en la Tarahumara alrededor del 1250 d.C. y perduró hasta los siglos XVIII y XIX. Este sistema consistía en depositar hasta tres cuerpos en cajas mortuorias, excavando previamente en la superficie de la cueva un hoyo de forma semirrectangular.
Una evidencia que encontramos en estos espacios es la marca de cruces de color rojo y blanco sobre la pared de una cueva. En un inicio consideramos que las marcas eran para indicar que ahí había algo, y que quizá se trataba de cruces cristianas que dejaban ver el nuevo vínculo religioso del pueblo.
Después, al analizar que en el registro arqueológico las marcas sumaban de una a cuatro cruces, consideramos que tal vez representaban el número de individuos sepultados. Pero los relatos tarahumaras nos mostraron otra alternativa al considerar esas marcas como referencia al número de ceremonias de despedida del difunto.
Ocasionalmente se ponía lodo alrededor de la caja y después se colocaban los muertos en forma de bultos, bien apretados. Posteriormente se sellaba la caja colocando ramas, corteza de árbol, lodo y piedras.
Izquierda: Caja mortuoria tarahumara. Se observan también los restos de utensilios. Derecha: Detalle de las cruces en la pared. Se cree que cada marca representa una ceremonia de despedida para el difunto: cuatro si es mujer y tres si es hombre. Sitio M-19. Fotos: Enrique Chacón Soria.
Enrique Chacón Soria. Arqueólogo por la ENAH y maestrante por la EAHNM-CIESAS. Premio Alfonso Caso a la mejor tesis de arqueología en 2010. Adscrito al Centro INAH Chihuahua y titular de los proyectos arqueológicos “Samalayuca” y “Cueva de las Monas”. Especialista en arte rupestre y arqueología de la Sierra Tarahumara.
Chacón Soria, Enrique, “La muerte en el mundo tarahumara”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 34-39.