La escultura monumental conocida como Piedra del Sol, o mal llamada Calendario Azteca, se encontró el 17 de diciembre de 1790, a pocos metros de la Coatlicue –por entonces llamada Teoyaomiqui–, que fue hallada pocos meses antes, el 13 de agosto del mismo año, en la Plaza Mayor de la ciudad novohispana.
Siempre he considerado que ambos monolitos son de los más estudiados por los especialistas y se han hecho contribuciones notables para su interpretación. Considero que no se ha agotado el tema y que, por el contrario, aún hay mucho que aclarar sobre ellas y su contenido ancestral, tal como lo señalé en diversos escritos (Matos, 1992, 2004, 2009).
Es por ello que mucho me congratuló leer en las páginas de nuestra revista (núm. 174) el artículo del doctor Xavier Noguez, quien nos tiene acostumbrados a sus reflexiones acerca de los códices prehispánicos y coloniales. Su trabajo se tituló “La imagen central de la Piedra del Sol” y ahí hace diversas consideraciones acerca de los relieves que observamos en ella.
Presta atención, entre otras cosas, a la fecha 13 caña, ubicada en la parte superior de la escultura, la que piensa es un problema vigente por dilucidar. La considera correspondiente al año 1479, aunque a mi juicio se desprenden dos consideraciones: “…pues fue en tal año cuando nació el Sol según lo narrado por los Anales de Cuauhtitlan; aunque también puede guardar relación con la fecha de su factura, pues coincide con el gobierno de Axayácatl” (Matos, 2004, 63).
Otro punto interesante es cuando alude a los colores con que fue pintada la escultura. Se inclina por lo descrito en 1939 por Roberto Sieck Flandes, aunque hay que comentar que en el año 2000 Felipe Solís publicó otra versión basada en el estudio coordinado por Laura Filloy y realizado por María del Carmen Barrera, en el que se ve que los colores que predominan son los de contenido ígneo (ocre y rojo), lo que acentúa su carácter solar (Solís, 2000).
Imagen: Reconstrucción del colorido original de la Piedra del Sol según Víctor Manuel Maldonado. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Matos Moctezuma, Eduardo, “De la Piedra del Sol”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 82-83.