Esencial para el desarrollo de la Danza del Volador es el bloque o tambor giratorio que se localiza en la parte superior del palo. Este ingenio es de tal manera eficiente que es de suponerse que ha permanecido sin cambios esenciales durante los siglos en que se ha practicado la danza. Aun así es posible encontrar algunas variantes entre las distintas regiones, si bien no alteran los principios fundamentales de permitir enredar la cuerda en un primer paso y desenredarla con el peso de los danzantes al lanzarse al vacío.
Para esto es necesario complementar el tambor con un marco. Éste permite dar estabilidad al ingenio, a la vez que sirve de asiento para los danzantes cuando se encuentran en lo alto del palo. Si bien existen variantes en la forma del marco, se les puede encontrar hexagonales u octogonales, la común es cuadrada, en clara concordancia con la variante más usual de la danza, en la que los voladores son cuatro, en correspondencia con los rumbos del universo. Aunque ahora han caído mayormente en desuso, hasta mediados del siglo pasado era común, entre grupos como los totonacos y huastecos, adornar el marco con arcos de follaje.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.
Vela, Enrique, “El bloque terminal y el marco”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 88, pp. 62-65.