Piedras o gemas consideradas muy valiosas, chalchíhuitl y xíhuitl (jades y esmeraldas), aparecen mencionadas muchas veces en los códices como metáforas de lo que es bello y valioso. En los cantares y poemas nahuas, el chalchíhuitl, realidad preciosa, se identifica con el corazón y aun con la persona humana. La referencia a la fugacidad y acabamiento de los señores y de todo cuanto existe, se reitera una y otra vez con la metáfora del jade.
En algunos códices son numerosos los registros del glifo de chalchíhuitl, bien sea en su forma completa o en variantes parciales. En algunos casos, el glifo funciona semánticamente como adjetivo para denotar atributos de preciosidad, así como en asociación con deidades.
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Tomado de Miguel León-Portilla, “El chalchíhuitl en la literatura náhuatl”, Arqueología Mexicana núm. 133, pp. 74 - 78.