El rostro central de la Piedra del Sol

Eduardo Matos Moctezuma

De la Piedra del Sol

El rostro central de la piedra se ha prestado a discusión: Preuss, Navarrete y Heyden, por ejemplo, sostienen que se trata del rostro de Tlaltecuhtli, por el cuchillo que se encuentra saliendo de la boca del personaje, aunque la mayoría de los autores se inclinan por considerar que se trata de Tonatiuh; sobre el particular también se han planteado otras opciones como las de Cecelia Klein, Michel Graulich y Ariane Fradcourt.

Ariane Fradcourt ha vertido críticas a lo dicho por Klein, Navarrete y Heyden, y en conclusión considera que se trata del dios solar con rasgos del señor de la tierra. Acerca de esto, comento que si consideramos que la posición correcta de la piedra es horizontal, tenemos que el rostro central corresponde al Sol en su posición cenital y, por ende, en su contraparte inferior se encuentra el nivel terrestre, representado en el cuchillo de pedernal o técpatl.

En fin, son sólo algunos aspectos en relación a lo que describe Noguez, con el fin de tratar de aclarar puntos relevantes del monumento. Como dijimos en su momento, mucho es lo que aún falta por aclarar.

Así lo expresé en su momento: “A poco más de doscientos años de haber vuelto a surgir, aún se resiste a entregarnos todo su contenido ancestral. Capricho de los dioses, dirán unos. Medianía de los sabios, diría yo, pues la piedra resiste el tiempo y los embates de quienes quisiéramos penetrar en sus misterios pétreos y nos quedamos detenidos, absortos, en el umbral de lo desconocido…” (Matos, 2004, p. 75).

Imagen: La Piedra del Sol. Museo Nacional de Antropología. Foto: Boris de Swan / Raíces.

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Matos Moctezuma, Eduardo, “De la Piedra del Sol”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 82-83.