Enfoques ecológicos para la arqueología mexicana. El impacto del hombre en su medio ambiente

Emily McClung de Tapia

Siempre ha habido interés entre los arqueólogos por considerar las características del entorno de los sitios que estudian, no obstante la dificultad de incorporar esta información de manera productiva a la investigación. Aunque en la arqueología mesoamericana existe una larga tradición llamada ecología cultural, hoy día hay nuevas perspectivas que ofrecen marcos teóricos y metodologías más acordes con los tiempos.

 

Son varios los enfoques en la arqueología en los que se consideran aspectos de la relación entre los grupos humanos y su entorno, natural o construido. Sus matices se derivan de la manera en que diferentes disciplinas, antropológicas tanto como otras, han influido en el quehacer arqueológico. Así, aquí consideramos algunas definiciones/precisiones de terminología relevantes para el tema y describimos algunas de las direcciones que han tomado las investigaciones ligadas con dicha problemática, así como algunas de los nuevos rumbos que prometen ampliar el panorama de la arqueología mesoamericana.

El interés por temas relacionados con el ambiente se empezó a manifestar en la arqueología mesoamericana a partir de los trabajos coordinados por Manuel Gamio en el Valle de Teotihuacan, al inicio de los veinte del siglo pasado. La influencia del llamado determinismo ambiental y la teoría hidráulica de Wittfogel tuvieron cierta importancia durante los cincuenta, aunque fue la perspectiva ecológico cultural, derivada principalmente de los planteamientos de Julian Steward, la que adquirió mayor auge. Steward propuso una herramienta metodológica, no propiamente una teoría, para estudiar cómo los cambios en la adaptación del ser humano al ambiente se manifestaban en cambios culturales; pretendía explicar los orígenes de ciertos rasgos culturales en el contexto de determinados tipos de ambientes, particularmente visibles en las formas de explotar recursos (e.g., caza-recolección) o modificar el entorno (e.g., sistemas agrícolas). No se trataba a los seres humanos como componentes biológicos del ecosistema, considerado por él tema de la ecología humana. Desde finales de los cincuenta y en la década siguiente, se desarrollaron numerosas investigaciones con el fin de entender el papel del ambiente en el desarrollo cultural de los grupos humanos antiguos. Desde entonces y hasta la actualidad se han ensayado diversas metodologías que intentan articular los conocimientos biológicos, geográficos, históricos, sociales y arqueológicos. Con todo, los resultados no siempre han despejado de manera clara las dudas respecto a la interacción hombre-naturaleza en el pasado prehispánico.

 

McClung de Tapia, Emily, “Enfoques ecológicos para la arqueología mexicana. El impacto del hombre en su medio ambiente”, Arqueología Mexicana núm. 121, pp. 66-70.

 

Emily McClung de Tapia. Doctora en antropología por la Brandeis University, Massachusetts, E.U.A. Investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM; responsable del Laboratorio de Paleoetnobotánica y Paleoambiente.

 

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