Historia del sabio señor Quetzalcóatl

En este relato se narra la caída de Quetzalcóatl, en su versión de Ce Ácatl Topiltzin, sacerdote gobernante ejemplar de Tula que sucumbe a las trampas puestas por Tezcatlipoca para perder las virtudes de abstinencia y castidad. De esta manera, la embriaguez y concupiscencia en la que cayó Quetzalcóatl marcaron el inicio del derrumbe de Tula, junto con una serie de desgracias que determinaron su huida hacia Tlapallan, lugar mítico.

 

Quetzalcóatl: héroe fundador y civilizador, dios, príncipe, artista y artesano, Lucero de la Mañana. es una de las figuras -o complejo simbólico- más fascinantes del México antiguo. Muchos autores de gran renombre han escrito acerca de él; su ubicuidad y su misterio permanecen y constituyen uno de los meollos para comprender nuestra historia antigua. El texto que presentamos está tomado de los Anales de Cuauhtitlan, una de las fuentes fundamentales para entender a Quetzalcóatl, y la traducción es del Dr. Miguel León-Portilla. Hay diferentes versiones del antiguo mito: algunas narran su viaje al inframundo; otras abundan en los "engaños de los nigrománticos"; algunas fuentes recalcan su culto; otras más su itinerario, desde que salió de Tula hasta su llegada al mar, su partida hacia el este y su promesa de volver. Hombre-dios, Ce Ácatl Topiltzin fue adorado como Quetzalcóatl bajo diferentes nombres en toda Mesoamérica y, tras la Conquista y hasta nuestros días, ha tornado diferentes formas y nombres de santos bajo los cuales es reverenciado y recordado.

Elisa Ramírez

 

Año 1 caña. En él, según se dice, se refiere, nació Quetzalcóatl, el que fue llamado nuestro príncipe, el sacerdote 1 Caña Quetzalcóatl. Y se dice que su madre fue la llamada Chimalman. Y así se refiere cómo se colocó Quetzalcóatl en el seno de su madre: ésta se tragó una piedra preciosa. Vienen los años 2 pedernal, 3 casa, 4 conejo, 5 caña, 6 pedernal, 7 casa, 8 conejo.

En el año 9 caña buscó a su padre Quetzalcóatl, cuando ya tenía un poco de discernimiento, tenía ya nueve años. Dijo: "¿Cómo era mi padre?, ¿acaso puedo verlo?, ¿acaso puedo mirar su rostro?" En seguida le fue dicho: "En verdad se murió, allá fue enterrado, ¡ven a verlo!"

Luego fue allá Quetzalcóatl, en seguida escarbó y escarbó, buscó sus huesos. Y cuando hubo sacado sus huesos, allá los fue a enterrar en el interior de su templo, en el que se nombra de la diosa Quillaztli.

En el año 2 conejo vino a llegar Quetzalcóatl allá en Tollantzinco, donde estuvo cuatro años, hizo allí su casa de ayunos, su casa de travesaños verdes.

Años 3 caña, 4 pedernal, 5 casa. En este año fueron a traer los toltecas a Quetzalcóatl para que fuera a gobernarlos, allá en Tula, y fuera también su sacerdote.

En el año 2 caña hizo en Tula su casa de ayunos, su casa de penitencia, el lugar donde una y otra vez hacía súplicas. Nuestro príncipe 1 Caña Quetzalcóatl edificó sus cuatro palacios, su casa de travesaños verdes, su casa de coral, su casa de caracoles, su casa preciosa de quetzal. Allí una y otra vez hizo súplicas, hacía merecimiento, allí vivía en abstinencia. Y justamente a la mitad de la noche, bajaba al agua, allí donde se nombra palacio del agua, en Amochco. Allí colocaba sus espinas de penitencia, en lo alto del monte Xicócoc y en el lugar mismo de las espinas, en Huitzco, también en Tzíntoc y en el Nonohualtépec, en el monte de los nonohualcas.

Y sus espinas las hacía de jades, plumas de quetzal eran sus ramas de abeto, también hacía ofrenda de fuego con turquesas genuinas, jades, corales. También eran ofrendas suyas serpientes, aves, mariposas, que él sacrificaba.

Y se refiere, se dice, que Quetzalcóatl invocaba, hacía dios para sí, a alguien que está en el interior del cielo. Invocaba a la del faldellín de estrellas, al que hace lucir las cosas; señora de nuestra carne, señor de nuestra carne; la que da apoyo a la tierra, el que la cubre de algodón. Hacia allá dirigía su voz, así se sabía, al Lugar de la Dualidad, el de los nueve travesaños con que consiste el cielo. Y como lo sabían los que allá vivían, hacía una y otra vez invocaciones, vivía en meditación y retiro.

Y en su tiempo, descubrió él además muy grandes riquezas, jades, turquesas genuinas, el metal precioso, amarillo y blanco, el coral y los caracoles, las plumas de quetzal y del ave turquesa, las de las aves roja y amarilla, las de tzinitzcan y del ayocuan. También descubrió él toda suerte de cacao, toda suerte de algodón. Muy grande artista era el tolteca en todas sus creaciones, en lo que sirve para comer, para beber, objetos de barro verdeazulados, verdes, blancos, amarillos, rojos, y todavía de otros colores más.

Y cuando allí vivía Quetzalcóatl dio principio, comenzó a edificar su casa de los dioses. Levantó columnas en forma de serpiente pero no las terminó, no les dio remate. Y cuando allí vivía, no se mostraba ante el rostro de la gente, en el lugar oculto, en el interior de su palacio, allí estaba custodiado. Y los que lo guardaban, sus servidores, en muchos lugares lo mantenían oculto. En todas partes, en grupos, allí estaban sus servidores. Él estaba sobre esteras de jades, de plumas de quetzal, de oro y plata.

Y se dice, se refiere, que cuando vivía Quetzalcóatl, muchas veces los hechiceros quisieron engañarlo, para que hiciera sacrificios humanos. que sacrificara hombres; él nunca quiso, porque quería mucho a su pueblo que eran los toltecas.

Sus ofrendas eran siempre serpientes, aves, mariposas, que él sacrificaba. Y se dice, se refiere, que esto enojó a los hechiceros. Así empezaron éstos a escarnecerlo, a hacer burla de él. Decían, deseaban los hechiceros afligir a Quetzalcóatl, para que éste al fin se fuera, como en verdad sucedió.

 

Elisa Ramírez. Socióloga, poeta. escritora para niños y traductora. Colaboradora permanente de esta revista.

 

Ramírez, Elisa, “Historia del sabio señor Quetzalcóatl”, Arqueología Mexicana núm. 53, pp. 50-53.

 

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