El ser humano está ligado a las flores desde tiempos ancestrales. Conceptos como vida y muerte tienen su más inmediata metáfora en un tallo que emerge o un pétalo que cae marchito. Así, las sociedades de todos los tiempos han sentido la necesidad de comprender y representar este elemento natural, otorgándole diversos significados y formas en el imaginario, motivo central de la exposición temporal La flor en la cultura mexicana.
Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la muestra inédita inaugurada en el Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, en la ciudad de Mérida, Yucatán, retoma a la flor, “un elemento efímero pero vuelto eterno a través del arte”, para reflexionar acerca de temas fundamentales para todos los pueblos, declaró el titular de la institución, Diego Prieto Hernández, al inaugurar la exhibición.
Tras rememorar las palabras del rey poeta Nezahualcóyotl, quien escribió que “acaso las flores y los cantos” sería lo último que quedaría de su memoria, el antropólogo calificó como un acierto que las 230 piezas que componen la exposición (entre pintura, escultura, litografía, cera y marfil labrados, textiles y arte popular contemporáneo) analicen la forma en que, desde tiempos prehispánicos hasta hoy, se ha percibido a la flor en el actual territorio mexicano, como un elemento identitario para muchas comunidades.
La directora del Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, Giovana Jaspersen, destacó la importancia que por primera vez una muestra de carácter nacional —la cual reúne piezas provenientes de 30 colecciones y museos públicos y privados de 16 entidades del país— inicie en Yucatán, para luego itinerar a otros estados y a la capital de la República.
Con la presencia de Víctor Caballero Durán, secretario estatal de Educación, quien asistió en representación del gobernador Rolando Zapata Bello; de José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH; y Eduardo López Calzada, director del Centro INAH Yucatán; la titular del recinto indicó que otros valores de la exhibición están en el enfoque biocultural que guía su contenido, y en la invitación que hace al visitante para repensar su vínculo con las flores y, en un sentido más amplio, con el medioambiente.
Bajo la curaduría de Sofía Martínez del Campo Lanz, quien en 2015 inició un amplio proceso de documentación y gestión para reunir el acervo, la exhibición se divide en cinco ejes temáticos.
El primer tema, La flor: metáfora de lo precioso, abre con la pieza denominada Jaguar Florido, parte del acervo del propio Palacio Cantón, fechada hacia el periodo Clásico Terminal maya (800 - 950 d.C.). El módulo hace un recorrido por las representaciones de este elemento creadas en el México prehispánico, que formaron parte de ritos y ceremonias, en una época donde la flor era considerada uno de los tres elementos sinónimo de lo “precioso”, junto con la pluma de quetzal y la cuenta de jade.
Se exhiben relieves en piedra, pinturas murales, grandes esculturas y pequeñas figurillas, objetos cerámicos y códices en los que se observa la importancia que tenían las flores en Mesoamérica y las deidades asociadas a éstas.
El segundo módulo, La flor: descripción de lo desconocido, aborda el interés botánico que la Nueva España suscitó una vez que los primeros conquistadores y exploradores llevaron a Europa especies mexicanas, como la dalia y el cempasúchil. El primero de ellos fue Francisco Hernández, quien de 1571 a 1576, fue comisionado por el rey Felipe II para describir y registrar la flora de su colonia en ultramar.
En este espacio se presentan también litografías realizadas por Rafael Montes de Oca y José María Velasco en el siglo XIX, mismas que se complementan con 15 ejemplares de flores mexicanas, pertenecientes al Herbario Nacional del Instituto de Biología de la UNAM.
Obra pictórica y escultura guían el tercer módulo, La flor: alegoría de lo divino, donde los visitantes pueden apreciar óleos como el de la Virgen de Izamal, pintado en el siglo XVIII y de gran devoción en el estado de Yucatán, además de obras de José de Ibarra, Antonio de Torres y Miguel Cabrera, entre otros connotados artistas novohispanos.
En este punto, de acuerdo con la curadora, se presentan dos piezas únicas en diálogo directo: el altorrelieve en piedra de un cautivo o “danzante”, del Museo de Sitio de Monte Albán, y una talla en madera de san Sebastián Mártir, acervo del Museo Regional de Querétaro. En ambas obras, en lenguaje iconográfico, la flor alude al martirio con derramamiento de sangre, así como el concepto de fecundidad por medio de la sangre de sacrificio que alimenta la tierra.
El cuarto núcleo, La flor: símbolo de lo bello, analiza la influencia que tuvieron movimientos como el Romanticismo y el Modernismo para consagrar la asociación de dicho elemento con la figura femenina, el ritual y el erotismo. El cuadro de Olga Costa, Flores de mi jardín, es la pieza destacada junto con diversas obras elaboradas entre los siglos XIX y XX.
El último módulo, La flor: síntesis de lo diverso, está dedicado al arte popular contemporáneo, así como a la impronta que tienen las flores en tradiciones como el Día de Muertos, o en los códigos de vestimenta que numerosas comunidades siguen dentro de sus fiestas principales y rituales de pedimento. Se incluye un “árbol de la vida”, modelado en cerámica policromada, un traje de parachico de Chiapa de Corzo, Chiapas, e indumentaria típica de los huicholes, por mencionar algunas piezas.
Cabe destacar que el recorrido incorpora recursos multimedia, como cuatro videos elaborados ex profeso para esta muestra, denominados: Xochipilli, La flor en los códices mexicanos, La flor en la pintura mural teotihuacana y virreinal y El lenguaje de las flores en el retrato femenino; así como un espacio lúdico como cierre de la muestra.
El recorrido inaugural de la exposición contó con la presencia de Saúl Ancona Salazar, secretario de Fomento Turístico en Yucatán, y de José Luis Martínez Semerena, regidor del Ayuntamiento de Mérida y representante del alcalde, Mauricio Vila Dosal.
La flor en la cultura mexicana permanecerá hasta el 17 de noviembre en el Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón (Paseo de Montejo 485, Mérida, Yucatán). El horario es de martes a domingo, de 8:00 a 17:00 horas, con un costo de acceso de 55 pesos, excepto estudiantes, docentes menores de 12 años, y jubilados y pensionados con credencial vigente. Domingo entrada libre para público nacional.
Dirección de Medios de Comunicación (INAH)