En una investigación bajo el agua se aplican fundamentalmente los mismos métodos y técnicas que se utilizan en la arqueología de superficie. Sin embargo, éstos se han ido desarrollando y modificando a lo largo de los 50 años que tiene de existencia esta disciplina en el mundo, desde que el doctor Bass realizó una exitosa investigación arqueológica en Cabo Gelidonia, Turquía, a principios de la década de 1960, valiéndose lo mismo de sofisticados aparatos, como el sumergible y la cabina telefónica, que de los más elementales instrumentos, como brújula, sextante, círculo azimutal y cinta métrica. La mayoría de las técnicas de elaboración de mapas y registro in situ han sido adaptadas a partir de aquellas que se usan en tierra. Por ejemplo, bajo el agua pueden utilizarse niveles de hilo, plomadas, cordeles, cintas fluorescentes, tablillas de acrílico con papel herculene, lápices grasos, gomas para borrar, reglas, escuadras y escalímetros de metal o plástico.
Tomado de Pilar Luna Erreguerena, “Nacimiento y desarrollo de la arqueología subacuática en México”, Arqueología Mexicana núm. 105, pp. 24 – 28.