El 15 de octubre de 1535 llegaba a la capital de la Nueva España el virrey don Antonio de Mendoza. Para entonces gobernaba en Tenochtitlan el cuauhtlatoani don Pablo Xochiquentzin (1532-1536), quien se había pasado la mayor parte del tiempo en las guerras de la Nueva Galicia. Tras su muerte, el virrey trató de restituir a los linajes legítimos en el trono de Tenochtitlan y contaba con varios candidatos: don Diego de Alvarado Huanitzin (nieto de Axayácatl), don Diego de San Francisco Tehuetzquititzin (nieto de Tizócic) y don Juan Coatlhuitzilíhuitl (nieto de Ahuítzotl).
O sea, los nietos de los tres hermanos que, en el pasado, habían gobernado sucesivamente en Tenochtitlan, además del primogénito de Moctezuma, don Martín Cortés Moctezuma Nezahualtecolotzin (nieto también de Axayácatl), y el nahuatlato de la Audiencia, don Hernando de Tapia Motelchiuhtzin (hijo del cuauhtlatoani don Andrés de Tapia Motelchiuhtzin).
Una estructura que viene a reflejar cómo cada uno de los tres linajes se reorganizó, siguiendo la antigua estructura basada en el orden colateral de sucesión prehispánico. Aunque no tenemos información de los pormenores de la vida en el seno de la elite indígena, sobran los indicios acerca de una fuerte lucha entre algunos de sus miembros por hacerse con el poder. Las tensiones debieron acrecentarse por la larga ausencia del cuauhtlatoani don Pablo Xochiquentzin, inmerso en las conquistas de la Nueva Galicia, y por el ir y venir de algunos nobles a la corte española para ganar favores reales. El punto más álgido de estas intrigas se manifestó cuando don Martín (el hijo de Moctezuma Xocoyotzin) fue eliminado de la escena política, envenenado por don Hernando de Tapia (hijo del cuauhtlatoani don Andrés de Tapia Motelchiuhtzin), cuando volvía de su viaje de España en 1536. Traía por esposa a una mujer española, con lo que ello implicaba: títulos de nobleza, rentas y/o tierras.
Si Huanitzin estuvo involucrado en esa conspiración es imposible saberlo pero, desde luego, fue el personaje que más se benefició, pues muerto don Martín, él se convertía en el candidato con más posibilidades para acceder al trono de Tenochtitlan. No sólo era del linaje de Axayácatl, sino que fortaleció sus derechos al casarse con doña Francisca Moctezuma, una de las hijas de Moctezuma Xocoyotzin.
El padre de Huanitzin era un hermano de Moctezuma Xocoyotzin, llamado Tezozómoc Acolnahuácatl, que murió poco antes de la llegada de los españoles. Ambos hermanos se casaron con mujeres de Ehecatepec (probablemente hermanas), cuyos hijos se
casaron entre sí: doña Francisca Moctezuma y don Diego de Alvarado Huanitzin. La fecha exacta de este matrimonio no la sabemos, pero debió ser después de 1532, pues cierta fuente informa que en ese año ella aún vivía con su hermana doña Isabel en Tlacopan. En Ehecatepec gobernaba Huanitzin cuando llegaron los españoles.
Ahora bien, la estrecha relación de Huanitzin con la corte de Tenochtitlan provocó que Hernán Cortés también se lo llevara a la expedición de Las Hibueras (Honduras y Guatemala), entre 1524 y 1526. Unos años después, en 1532, lo encontramos firmando una carta, junto a otros miembros de la nobleza tenochca. En ella hacía varias reclamaciones al rey en materia de tierras, aunque él no fue personalmente a llevarla a España, sino que envió a uno de sus hermanos. Se trataba de don Francisco de Alvarado Matlaccohuatzin, quien en 1536 recibió del monarca un escudo de armas, en agradecimiento por las conquistas en la que él y su hermano habían participado en nombre del rey
de España. Poco después, Huanitzin era elegido gobernador de Tenochtitlan por el virrey Mendoza.
Las fechas de su llegada al trono son muy dispares, sin embargo, considerando que Tehuetzquititzin accedió al poder en 1541 y que Huanitzin sólo gobernó cuatro años, su nombramiento debió tener lugar en 1538. Al personaje lo reconocemos en los códices por el glifo de una sencilla bandera (pánitl o pámitl ), aunque rara vez hallaremos su nombre escrito como Panitzin, pues en todas las fuentes en náhuatl figura como Huanitzin.
Muy interesante es saber que Huanitzin seguía aferrado al pasado, pues en 1539 se llegó a decir que aún se hacía acompañar de un séquito de sacerdotes, cuyo cometido era encargarse del envoltorio de Huitzilopochtli que se había sacado del Templo Mayor de Tenochtitlan en plena conquista. Debido a que en ese envoltorio residía la fuerza divina que legitimaba a los señores tenochcas en el poder, se comprende que Huanitzin lo custodiara con sumo cuidado.
Huanitzin y doña Francisca tuvieron varios hijos que se posicionaron muy bien en la sociedad de entonces. A Isabel la casaron con don Antonio Valeriano, el más aventajado colegial de Santa Cruz Tlatelolco; a Juana, con don Antonio Cortés Totoquihuaztli, señor de Tlacopan, y a don Cristóbal de Guzmán Cecetzin lo dejaron con los contactos suficientes para que se convirtiera en gobernador de Tenochtitlan, aunque debían pasar algunos años para que se cumplieran esos deseos. Otro de sus vástagos fue el cronista don Hernando de Alvarado Tezozómoc.
María Castañeda de la Paz. Doctora en historia por la Universidad de Sevilla, España. Investigadora del IIA de la UNAM. Estudia la historia indígena prehispánica y colonial del Centro de México, y se especializa en la nobleza, la heráldica, la cartografía y los códices históricos indígenas
Castañeda de la Paz, María, “La casa real de Tenochtitlan. Don Diego de Alvarado Huanitzin”, Arqueología Mexicana, núm. 158, pp. 14-15.
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