Sobre el pensamiento ralámuli y la vida del espíritu de Hannah Arendt
Para los ralámuli de las barrancas, en el origen todos eran humanos (Pintado, 2012; Levi 1993), y entre los ralámuli gentiles hay una relación parental con los animales; los osos son sus abuelos, el palo de Brasil es su ancestro porque antes era una mujer ralámuli, y el buitre es un pariente ritual (Levi, 1993, pp. 327, 371, 375, 377).
El pensamiento ralámuli es la vida del espíritu, y ésta es una estrategia de empoderamiento y de salud e inclusive de resiliencia, es decir, que para tomar responsabilidad como individuo en una sociedad es trascendental la unidad y el acto recíproco.
Los nawésali, o discursos de los curanderos, de los ralámuli hablan de ello, del pensar bien para el bienestar o la salud no sólo del individuo sino de la sociedad entera, entendida ésta en su amplio aspecto mencionado líneas atrás. El pensamiento implica también restablecer constantemente los roles normativos.
El cuerpo es el receptáculo de esa actividad social y justamente cuando se está enfermo es porque no hay una buena relación con la totalidad (Levi, 1999, pp. 14-18). Los nawésali hablan siempre del natéame referido a la comunidad, los antepasados, la deidades y la belleza del entorno, lo hermoso de los cerros, los bellos colores de la tierra o el azul del cielo. Es una manera de dictar los roles de los ralámuli en donde el respeto y el cuidado de todos y todo es fundamental, lo que da el balance de la vida (Pintado, 2012, p. 190).
Imagen: Inés. Coyachique, Chihuahua. Foto: Ana Paula Pintado.
Ana Paula Pintado Cortina. Estudió la licenciatura en antropología en la ENAH, la maestría en la Universidad Sussex y es doctora en antropología por la UNAM. Ha sido maestra de la ENAH y de la carrera de antropología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Pintado Cortina, Ana Paula, “Sobre el pensamiento ralámuli y la vida del espíritu de Hannah Arendt”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 52-57.