Este hallazgo es muy importante porque las monedas pertenecen a un periodo temprano de la historia novohispana. Con motivo de la construcción de la línea B del Metro se realizaron excavaciones en el cruce de Eje 1 Norte y Brasil, donde se localizaron tres empedrados correspondientes a la calzada que llevaba al Tepeyac, así como algunas de las construcciones que se encontraban alineadas con ella. Al oriente, en lo que parece ser el patio de una de éstas se encontró, a una profundidad de 2.49 a 2.62 m, un piso hecho con nódulos de tezontle de 0.10 m de diámetro, el cual sólo se presentó en la mitad sur del sondeo. Asociadas a este piso se localizaron, en posición vertical, 25 monedas: 12 de 4 maravadíes, 12 de 2 maravadíes y una de 4 maravadíes del tipo conocido como Santo
Domingo. El sitio donde se recuperaron las monedas se ubica en el barrio prehispánico de Atenantitech donde en tiempos de la gentilidad se encontraban algunas casas de nobles tlatelolcas.
El virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, ordenó el 28 de junio de 1542 la acuñación de la moneda de cobre, la que se hizo con valor de 4 y 2 maravedíes. En la segunda parte del Códice Aubin, se dice: "11 tochtli, 1542 [as.] Aquí aparecieron las monedas de a cuatro (reales) [tomines, ¿maravedíes?] [25-A]".
Debido a la renuencia de los indígenas para aceptar la moneda, al parecer esta troquelación se suspendió entre 1551 y 1552 y se retiró de la circulación por real cédula en 1556. Es por ello que son muy escasos los ejemplares que han llegado hasta nuestros días, ya que, al no ser aceptadas por los indígenas, muchas de ellas fueron a parar al fondo del lago de la ciudad de México.
Tomado de María de Jesús Sánchez Vázquez y Alberto Mena Cruz, “Monedas del siglo XVI en la ciudad de México”, Arqueología Mexicana, núm. 65, pp. 72-75.