Los españoles huyeron por la Calzada de Tacuba

Carlos Javier González González

El jueves 28 de junio de 1520, los españoles salieron por la Calzada de Tacuba con los ingenios o torres por delante, pero no tuvieron éxito y se los estropearon. Ese día, Cortés habló con algunos “capitanes” tenochcas intentando concertar la paz, pero ellos se la negaron y le dijeron que habían deshecho todas las calzadas –aludiendo al retiro de compuertas–, excepto una. Resulta claro que los oficiales indígenas se referían a la de Tacuba, puesto que era la única en que los españoles habían logrado ejercer cierto control en los días previos.

Los preparativos

Al narrar las acciones del 29 y 30 de junio, Cortés dice claramente en su Segunda carta de relación que la Calzada de Tacuba “estaba sana […] hasta la tierra firme, aunque hasta llegar a ella había ocho puentes muy grandes y hondas”, distinguiendo cuatro puentes o compuertas en el tramo de la calzada que iba sobre el lago, entre la ciudad y la tierra firme, respecto a otras cuatro dentro del territorio urbano. En su Tercera carta, cuando describe el inicio de lo que sería el sitio final de Tenochtitlan y las incursiones que emprendía desde su real, situado en la calzada de Iztapalapa, relata que logró rebasar el área del recinto sagrado y pasar adelante “a la calle que va a salir a Tacuba en que había otras seis o siete puentes”. Esta última cifra pareciera rectificar las de la Segunda carta y empata mejor con los datos de la obra de Sahagún, los cuales hablan claramente de seis acequias en el trayecto de la calzada, mencionando incluso sus nombres: las cuatro primeras, a partir del recinto sagrado, se llamaban Tecpantzinco (que también era el nombre de la puerta poniente del recinto), Tzapotla o Tzapotlan, Atenchicalco y Mixcoatechialtitlan; luego, después de esas cuatro, se menciona la de Tlaltecayocan o Canal de los Toltecas y finalmente Petlacalco, la última antes de llegar a Popotla.

Lo anterior es relevante porque se ha dicho que Cortés y sus oficiales decidieron salir por la de Tacuba, en virtud de que sólo tenía tres cortaduras, a diferencia de las otras calzadas que tenían varias más. La realidad fue, simple y llanamente, que no tuvieron otra alternativa: por un lado, era sin duda la más próxima al Palacio de Axayácatl, el cual se encontraba justo al poniente del recinto sagrado, en el área donde hoy día está el edificio del Nacional Monte de Piedad, y la calzada correspondía a la actual calle de Tacuba; de hecho, la fachada norte del palacio colindaba con ella, lo cual se aprecia claramente en el Mapa de Nüremberg.

Imagen: Izquierda: La calzada de Tlacopan, como puede verse en el Mapa de Nüremberg, tenía seis cortes. Reprografía: Agustín Uzárraga / Raíces. Derecha: Uno de los “ingenios” o “torres” que fabricaron los españoles. Lienzo de Tlaxcala, lám. 17 (detalle). Foto: Archivo de Carlos González González.

 

Carlos Javier González González. Arqueólogo por la ENAH y doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Profesor investigador del Museo del Templo Mayor.

González González, Carlos Javier, “La llamada Noche Triste”, Arqueología Mexicana, núm. 163, pp. 48-55.