El glifo toponímico de Tlatelolco y las águilas

Xavier Noguez

“Y también en tiempo déste acaeció una maravilla en el dicho pueblo de Tlatelolco, porque en él estaban dos águilas, cada una por sí, en jaulas, y al cabo de ocho años, estando en las jaulas, pusieron, y cada una dellas puso dos huevos”
(Códice Florentino, lib. VIII, cap. II. Gobierno de Don Martín Ecatl (Ehécatl), ca. 1527-1530).

Uno de los aspectos que llama la atención de las representaciones del glifo toponímico de Tlatelolco, procedentes de códices coloniales, son los elementos gráficos que se agregaron al mogote o montículo semirredondo (tlatelli) que originalmente da el nombre al asentamiento mexica. Fray Juan de Torquemada, en su Monarquía Indiana, definió al tlatelli como “…un montón de tierra echada a mano o terrapleno…”. En este texto nos referiremos a la presencia de águilas asociadas a los mogotes del nombre de Tlatelolco. Se planteará una posible explicación de esta adición dentro del marco de los cambios históricos y las ideas en torno a la cosmovisión y tipos de gobierno que existieron entre los nahuas del Posclásico Tardío.

Después de una prolongada migración, el grupo conocido como mexitin se establece en unos islotes en medio del lago de Tetzcoco, hacia el año 2 calli de 1325, según una de las versiones. El gran portento que marcó su asentamiento final fue la aparición de un águila perchando sobre un nopal de tunas duras y sosteniendo o devorando una serpiente. El nopal había brotado del corazón de Cópil, sobrino de Huitzilopochtli, convertido en piedra (tetl). El nombre de la recién fundada ciudad sería el de México-Tenochtitlan, el lugar del ombligo del maguey-lugar de la tuna pétrea.

Años más tarde, según Unos Anales Históricos de la Nación Mexicana, hacia el año 1 calli de 1337, un grupo de mexicas decide separarse y fundar un nuevo asentamiento en los islotes norteños. Se escoge el nombre de México Tlatelolco Xaliyácac. Este último término significa en el lugar de la cúspide de la arena. Este nuevo locativo sustituyó al de Xaltelolco, el lugar del mogote de arena, que era su denominación original. En una versión documental se manifiesta que la separación de los dos grupos mexicas se debió a una confrontación por la posesión de dos bultos sagrados (tlaquimilollis) que les había otorgado Huitzilopochtli, su numen tribal, llamado Huitziton en el texto de Torquemada. Finalmente, los tenochcas guardan el bulto que contenía el instrumento para hacer fuego (mamalhuaztli), y los tlatelolcas obtienen un jade (chalchíhuitl).

El nuevo poblamiento fue conocido como Oceloapan, el río del jaguar, Xaltotolco, lugar del totollin, el guajolote en arena y Cuauhtlalpan, la tierra firme del águila. Este último locativo probablemente está asociado a la asignación de “chichimecas laguneros”, con el derecho de poseer un territorio, según la Ordenanza del Señor Cuauhtémoc. Existe un conjunto gráfico en el documento previamente citado, que se ha interpretado como la escena fundacional tlatelolca. Ahí, al mogote, cubierto con arena-tierra-piel de jaguar, se le agregó un águila coronada con una xiuhuitzolli (diadema de turquesa), unos instrumentos de guerra y un escudo.

Xavier Noguez. Licenciado y maestro en historia por la UNAM. Doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad de Tulane. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense. Sus áreas de investigación son los códices del Centro de México y los orígenes de la tradición guadalupana. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.

Tomado de Xavier Noguez, “El glifo toponímico de Tlatelolco y las águilas”, Arqueología Mexicana, núm. 193, pp. 18-22.