Los movimientos etnopolíticos en México y América Latina
Durante la época colonial y el siglo XIX los pueblos originarios de toda América protagonizaron numerosos movimientos de resistencia contra la usurpación territorial, la explotación económica y la imposición de formas de gobierno ajenas que, por lo general, se expresaron como rebeliones e incluso insurrecciones de gran magnitud, como la llamada Guerra de Castas de la península de Yucatán. En el siglo xx los indígenas comenzaron a organizarse y expresarse de otro modo. Desde la antropología llamamos movimientos etnopolíticos a las nuevas formas de movilización colectiva de los pueblos indígenas que se expresan a través de organizaciones civiles, generalmente comunitarias en su origen, y plantean objetivos y demandas fundadas en su identidad étnica revalorada.
Buscan reivindicaciones de tipo cultural, social y político para sus pueblos, como el derecho al territorio propio, a reproducir y desarrollar sus idiomas y culturas, al autogobierno y a la autonomía. En muchos casos se trata de organizaciones de nuevo tipo (federaciones, confederaciones, consejos, colectivos, etc.), con un estilo de acción política en el que las mujeres y los jóvenes participan más. Pueden estar lideradas por intelectuales indígenas que han estudiado afuera, pero tienen apego a su comunidad y desean trabajar por ella, aunque en otros casos se organizan a partir de la asamblea comunitaria y las autoridades tradicionales. En relación con la magnitud y gravedad de sus situaciones tratan de reclutar miembros apelando a la convocatoria que puede generar la identidad étnica más abarcadora, la que va más allá del espacio comunitario, y consigue aglutinar en la movilización a todo un pueblo (grupo etnolingüístico) o parte de él.
Los movimientos etnopolíticos tienen características propias, que Miguel Bartolomé ha analizado en 1995. Son diferentes de los llamados “nuevos movimientos sociales” (ambientalistas, asociaciones de consumidores, defensores de la fauna marina, etc.), aunque pueden eventualmente aliarse con ellos. No obstante, con frecuencia han debido separarse de esos aliados, así como de los partidos políticos, o de las iglesias, que fueron sus apoyos iniciales, por no encontrar representados en ellos sus propios intereses etnopolíticos, que buscan lograr los espacios y las condiciones necesarios para llevar hacia el futuro sus culturas e identidades.
Imagen: Resistencia del pueblo mapuche en Argentina. Foto: Archivo de Alicia Barabas.
Alicia Barabas. Licenciada en ciencias antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Maestra y doctora en sociología por la UNAM. Investigadora en el Centro INAH Oaxaca, especializada en el estudio de las religiones indígenas.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Barabas, Alicia M., “Los movimientos etnopolíticos en México y América Latina”, Arqueología Mexicana, núm. 170, pp. 78-79.