Guillermo Hernández Santana
En el desierto sonorense se encuentran los comcaac o seris. Desde hace alrededor de 70 años comenzó un cambio de hábitos en su cultura, pasando de ser nómadas a sedentarios. En el presente artículo se hace una reconstrucción de su sistema de tiempo, que estuvo basado en la Luna, algunos astros, y se describen diferentes actividades culturales y observaciones ambientales.
Entre las comunidades no agrícolas del norte de México, los comcaac desarrollaron un sistema de tiempo muy distinto de los que aparecen en Mesoamérica, el cual es reflejo de su apego hacia el mar, el desierto y las estaciones. Para dar cuenta de cómo utilizaron su sistema lunar fue necesario recurrir a la filología, la tradición oral y la etnología, además de hacer una revisión de su visión astronómica-ambiental.
Contexto
Los seris viven en el desierto sonorense y anteriormente habitaban también en la isla Tiburón, denominada Taheöjc en cmiique iitom (que es la forma en que los comcaac llaman a su lengua), además de la isla San Sebastián o Cofteecöl. Antes de 1950 eran una comunidad nómada y en la actualidad viven en dos pueblos en la costa del estado de Sonora. De acuerdo con el INEGI (2015), hay 754 hablantes mayores de tres años.
Los seris hablan una lengua aislada, es decir: no se ha comprobado el parentesco con otro idioma de la zona o sus parientes lingüísticos ya no existen. Su forma de vida les permitió conocer lugares a lo largo del desierto con los recursos necesarios para su subsistencia: zonas donde había agua y alimentación. Este amplio conocimiento ambiental se vincula al sistema de tiempo basado en los ciclos lunares. Actualmente viven en dos pueblos costeros, Haxöl Iihom, El Desemboque de los Seris, y Socaaix, Punta Chueca.
La forma de vida de los comcaac no era igual para todos los grupos. En realidad había grupos de familias extensas que podían cazar o recolectar en zonas específicas, las cuales eran exclusivas para núcleos familiares extensos. Por ejemplo, algunas familias se movilizaban a la isla Tiburón, otras tenían su zona de recolección en el desierto, mientras que otros grupos solían recorrer la zona continental, desde Guaymas hasta Puerto Libertad.
El sistema lunar de los seris
Los seris dividen el año en dos temporadas, una de frío y otra de calor. La primera es denominada ihaapl, que literalmente se refiere al frío, y la segunda, icozim, que se refiere a la época de calor. Durante esta última solían permanecer en campamentos alejados de la playa o donde no hubiera mosquitos, y buscaban recursos como mezquites y pitayas en el desierto. En cambio, durante el tiempo de frío se prefería el lado de la costa para disfrutar los recursos del mar, donde podían pescar o recolectar moluscos. Había campamentos a lo largo de la zona costera, desierto adentro y en la zona montañosa del territorio. Tales lugares eran visitados de manera periódica por algunas familias que solían quedarse algunos días o temporadas, consumiendo los recursos que ahí encontraban: moluscos, semillas o frutos del desierto. Uno de los campamentos disponibles en la temporada de frío era el llamado Zozni Cacösxaj, el cual se ubica en la isla Tiburón. En este lugar se podían capturar peces y recoger almejas de varios tipos.
El sistema de lunaciones seris está conformado por doce periodos. Cada periodo tiene un nombre que codifica tanto observaciones ambientales como astronómicas, y algunos de ellos contienen el término iizax, que significa “luna”, cuya presencia indica que se trata de un sistema de periodos lunares que se enmarcan en el año solar, ya que los acontecimientos que se describen en cada nombre se repiten anualmente en la misma temporada del año trópico. Podemos suponer que ese sistema sirvió como marcador de actividades culturales y sucesos ambientales relacionados con los ciclos lunares. Además, los nombres de algunos periodos describen el paso de tres estrellas que aparecían en la temporada de frío, y que sirvieron para sincronizar el sistema con respecto al año trópico.
Guillermo Hernández Santana. Lingüista por la ENAH y maestro en estudios mesoamericanos por la UNAM. Realiza trabajo etnográfico y lingüístico en la comunidad de los comcaac (seris). Obtuvo el premio de lingüística Wigberto Jiménez Moreno en 2016 a la mejor tesis de maestría, y cuenta con libros sobre varias lenguas indígenas.
Hernández Santana, Guillermo, “Los seris, el mar, el desierto y su sistema lunar”, Arqueología Mexicana núm. 147, pp. 68-72.
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