Minas de ocre de hace 12 000 años

James C. Chatters et al.

Minas de ocre del Paleoindio en las cuevas sumergidas de Quintana Roo

Desde hace más de 20 años, los buzos de las cuevas costeras de Quintana Roo han encontrado en las cuevas sumergidas de esta región restos humanos que datan del Pleistoceno Terminal al Holoceno Temprano. Es evidente, por los restos óseos encontrados en estas cuevas, que fueron utilizadas por grupos humanos antes de quedar sumergidas al elevarse el nivel del mar, durante el último periodo de glaciaciones. Qué hacían en ellas es aún un misterio. Hay quienes creen que buscaban agua (Chatters et al., 2014; Kovacs et al., 2017), hacían ceremonias en ellas (Stinnesbeck et al. 2017) o las usaron como refugios temporales (González et al., 2013), pero no se han encontrado restos arqueológicos que confirmen dichas prácticas de manera irrefutable. Sin embargo, el equipo de buzos del Centro Investigador del Sistema Acuífero de Quintana Roo (CINDAQ) llegó a una inesperada explicación recientemente: practicaban la minería.

Fred Devos, Sam Meacham, Christhope Le Maillot y el equipo del CINDAQ vienen trabajando en la exploración y el mapeo del Sistema Sagitario, localizado cerca de Akumal desde 2017. En su exploración inicial, y tras cruzar por un pasadizo estrecho, salieron a un lugar donde encontraron un escenario de destrucción: se había quebrado un gran número de estalagmitas. El piso de piedra caliza estaba quebrado y las lajas sacadas de él fueron amontonadas contra las paredes de la cueva. Tres estalagmitas, rajadas en las bases por golpes de martillo, fueron volteadas y apiladas juntas. El suelo de la cueva mostraba una serie casi continua de pozos que aparecían cortados en lo que quedaba del piso. Más al oriente, encontraron muchos pozos más y cascajo, además de piedras sueltas, señalamientos para navegación, concentraciones de carbón e incluso segmentos de estalagmitas usadas para percutir las capas del piso. La evidencia de actividad humana era apabullante. El equipo del CINDAQ informó a Eduard Reinhardt, un geoarqueólogo buzo, quien visitó el sitio y confirmó que allí se había practicado la minería. Al parecer el objetivo de esta actividad era llegar al depósito de tierra roja que está debajo del piso de piedra. El CINDAQ nombró a esta parte manipulada del sistema Sagitario como La Mina y la registró como sitio arqueológico a través de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH en abril de 2017. Comenzó entonces el proyecto especial de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH en el sitio, encabezado por Pilar Luna Erreguerena.

Traducción: Elisa Ramírez

 

James C. Chatters. Arqueólogo y paleontólogo (retirado) adscrito a DirectAMS, laboratorio de fachamiento por radiocarbono, Bothell, Washington.

Eduard G. Reinhardt. Profesor e investigador de arqueometría subacuática, Universidad McMaster, Canadá.

Brandi MacDonald. Profesora e investigadora de arqueoquímica, Universidad de Missouri.

Fred Devos. Buzo profesional, explorador y cartógrafo del CINDAQ.

Sam Meacham. Buzo profesional y director del CINDAQ.

Dominique Rissolo. Investigador de la Universidad de California, San Diego.

Pilar Luna Erreguerrena. † Investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH.

Chatters, James C., et al., “Minas de ocre del Paleoindio en las cuevas sumergidas de Quintana Roo”, Arqueología Mexicana, núm. 164, pp. 28-33.