Para empezar a labrar un chem o cayuco

Pamela Lara Tufiño, Roberto Junco Sánchez

De árbol a chem. Una embarcación y un ser acuático entre los mayas lacandones

La tala del árbol

Para construir este tipo de embarcación los mayas lacandones prefieren la caoba, madera que destaca por su durabilidad, la facilidad de ser trabajada, su resistencia y su flotabilidad. Al momento de elegir el árbol, se centran en características físicas como la altura, el grosor y la rectitud.

Cuando se ha seleccionado el tronco adecuado, se procede a derribar el árbol por medio de cortes oblicuos en un ángulo de 45°, combinados con cortes horizontales en ambos lados del tronco para controlar la dirección de caída.

Cabe mencionar que esta acción sólo puede realizarse durante la luna llena, momento en que los insectos no atacan la madera; las fases lunares también se relacionan con la variación de humedad en el tronco, situación que quizá interviene en la precisión del momento correcto de tala.

Antes de iniciar el procedimiento, el acceso a las mujeres embarazadas queda restringido, ya que su presencia ocasiona rajaduras o el hundimiento del cayuco al colocarse sobre el agua. Ellas pueden estar presentes sólo si participan en los cortes.

Imagen: De tronco a cayuco. Foto: Alberto Soto.

Pamela Lara Tufiño. Arqueóloga por la ENAH. Investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática. Directora del Proyecto Arqueológico Media Luna. Líneas de investigación: contextos prehispánicos sumergidos, culto acuático en Mesoamérica, navegación de tradición indígena.

Roberto Junco Sánchez. Arqueólogo por la ENAH. Subdirector de Arqueología Subacuática. Líneas de investigación: arqueología del Galeón de Manila, navegación colonial, Mar Pacífico.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Lara Tufiño, Pamela y Roberto Junco Sánchez, “De árbol a chem. Una embarcación y un ser acuático entre los mayas lacandones”, Arqueología Mexicana, núm. 174, pp. 58-63.