En las antiguas pictografías, así como en las recopilaciones históricas escritas por los frailes e historiadores indígenas del siglo XVI e, incluso, en algunos monumentos escultóricos prehispánicos, quedó registrada una era del mundo en donde el viento se había establecido como un Sol primigenio. En efecto, textos como la Leyenda de los soles, el Códice Vaticano A-Ríos o la Historia de los mexicanos por sus pinturas, dan cuenta de la existencia de soles o “edades” que precedieron al actual estado de las cosas en donde hoy rige un único astro que puso en marcha el devenir del tiempo.
El viento y sus representaciones han ocupado un lugar muy importante en otras regiones de Mesoamérica, más allá de los mitos o relatos de origen compuestos o redactados desde la perspectiva nahua de finales del siglo XV y buena parte del XVI. En relieves muy antiguos encontrados en Chalcatzingo (ubicados alrededor del Preclásico, entre 900 y 500 a.C.) ya aparecen figuras de animales con características de cocodrilos, lagartos o serpientes expulsando gotas de lluvia, nubes o chorros de agua a través de un soplido que remite a la acción del viento (Taube, 2018, pp. 34-35).
En la lámina 18 del Borgia aparece una entidad provista de una extremidad delantera y una trasera, aunque presumiblemente pudiera tratarse de un cuadrúpedo. En dichas extremidades, el animal fantástico tiene enormes garras similares a un jaguar, o un águila, por lo que en sus patas no hay elementos definitorios para identificarlo. Llama la atención que todo el cuerpo presenta un color ocre tenue, cuyo rasgo es compartido por las pieles de otros animales como el venado o los monos. De hecho, la superficie que representa la piel de nuestra creatura tiene minúsculas rayas horizontales dispuestas en forma de columna, de modo muy semejante a la manera que se pinta la piel peluda de venados, conejos y monos en el mismo Códice Borgia. No obstante, este tipo de superficies también aparece para representar la tierra o incluso la cubierta terregosa de una montaña.
Tomado de Manuel A. Hermann Lejarazu, "Ehécatotonti. Seres del viento en los códices", Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 121, pp. 16-19.