El inicio de la Colección
El doctor Fernando Sologuren empezó a coleccionar a principios de la década de 1870, y para fines del siglo XIX su gabinete fácilmente superaba lo existente en el museo del estado. El acervo Sologuren contaba con una gran diversidad de materiales antiguos.
La colección incluía centenares de urnas zapotecas, docenas de vasos policromos de la cultura mixteca, y una multitud de objetos de cerámica, piedra, concha, hueso, metales preciosos e incluso tejidos prehispánicos.
Marshall H. Saville, un arqueólogo estadounidense del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, describió a Sologuren como un entusiasta e inteligente coleccionista que poseía la mejor colección de antigüedades de México.
Por esta razón, miembros del Congreso de Americanistas de 1895, una vez en Oaxaca, realizaron una visita especial para ver su museo privado.
La mirada extranjera
La gran pasión por coleccionar e indagar sobre el pasado la compartía con otros notables oaxaqueños con gabinetes, quienes frecuentemente realizaron excursiones al campo, a veces en compañía de investigadores de otros países también interesados en el pasado prehispánico. Como muchos coleccionistas de la época, Sologuren nunca publicó sobre los materiales que coleccionaba.
Imagen: Artefactos de oro procedentes de la colección Sologuren. Dibujo de Sabino Soriano, en Martínez Gracida, Los indios oaxaqueños…, 1910. Foto: BNAH. El museo privado de Sologuren, ca. 1900. Fotografía de Charles B. Waite. Foto: Charles B. Waite. Dumbarton Oaks Research Library And Collection.
Adam T. Sellen. Doctor en estudios mesoamericanos. Investigador en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM en Mérida, Yucatán. Sus líneas principales de investigación son el coleccionismo, la falsificación, y la historia de la arqueología y de los museos.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Sellen, Adam T. , “El destino de la colección arqueológica del doctor Fernando Sologuren”, Arqueología Mexicana, núm. 174, pp. 64-69.