Uzcuarecuri: sobre los plumajeros tarascos

Por: María Olvido Moreno Guzmán

La historia de una migración conjunta de mexicas y tarascos orientados por Huitzilopochtli (que los guiaba y les decía en sueños qué hacer) y su separación en el lago de Pátzcuaro todavía no ha sido elucidada; al respecto hay versiones alternativas sobre el origen común de ambos grupos, sobre un pasado mítico compartido y en relación a su enemistad. Lo que es un hecho es que el culto al colibrí era común entre mexicanos y michoacanos.

De las 58 especies de colibríes que tienen presencia en México, aproximadamente 20 se encuentran en Michoacán, estado que forma parte de una extensa área cultural mesoamericana que en arqueología se conoce como el antiguo Occidente de México. Hoy en día en esta región las pequeñas aves reciben el nombre de tzintzones, aunque el vocablo de referencia en lengua purépecha es tzintzuni, del que viene el nombre de la ciudad prehispánica más importante del imperio purépecha, Tzintzuntzan. Según diferentes interpretaciones, el topónimo de este lugar quiere decir “lugar de colibríes”, “donde hay colibríes”, “en el templo del colibrí”, “pueblo del pájaro verde” o el “dios Huitzilopochtli”. Fray Juan Baptista de Lagunas (Castilla la Vieja, ca. 1530–Nueva España, 1604), en su Arte y dictionario con otras obras en lengua michuacana, publicado en 1574, asentó lo siguiente: “Mas Cintzuntza, a quien los naturales tienen y llaman Corte y cabeça de la Provincia, quiere dezir lugar de unos paxarillos pequeños de cuya pluma hazen las ricas imágines. Y éstos se llaman en mexicano Vitzitzilin. Y asi todos los naturales no llaman a la provincia ni a la lengua sino provincia y lengua de Cintzuntza”. En la misma lengua, los plumajeros tarascos se denominan uzcaurecuri o uzcuarecucha, vocablos que refieren al “diputado” que tenía a su cargo a los artistas dedicados a la realización de los atavíos y objetos elaborados con plumas de aves.

En esta región, Pátzcuaro es el lugar en donde se asentaron los grupos de poder político y liderazgo religioso durante la Colonia. De esta ciudad, desde el siglo XVI se cuenta con numerosas referencias documentales sobre los centros de producción artística donde se privilegia la labor de los plumajeros y los pintores. También se reportan los grupos de pajareros, sastres, carpinteros, plateros, zapateros, curtidores, canteros, albañiles y torneros, entre otros que se agrupaban en barrios.

En la portada del artículo vemos un mosaico de plumas con la representación de San Agustín. Colección Daniel Liebsohn. Foto: María Olvido Moreno.

Tomado de: María Olvido Moreno Guzmán (2025) Colibríes en México, Arqueología mexicana, edición especial, 120, pp. 58-61.