Entre los aspectos menos conocidos y más elusivos del México prehispánico se encuentra la sexualidad, y lo es por varias razones. Por un lado su ubicación en el centro mismo del ámbito del pensamiento hace su estudio por medio de la arqueología algo bastante complicado, aunque no imposible. Cómo podrá verse a lo largo de este número, hay un cúmulo de evidencias arqueológicas que señalan claramente la existencia de ciertas prácticas sexuales e indican la presencia de ritos, principalmente relacionados con la fertilidad, en los que la sexualidad era parte fundamental.
Para ir más allá de simplemente registrar su existencia, los códices, las fuentes coloniales –en especial la obra de fray Bernardino de Sahagún– y la evidencia etnográfica resultan especialmente útiles pues contienen numerosos detalles que enriquecen la evidencia arqueológica; de este afortunado acoplamiento dan cuenta también los artículos de esta edición. Ya que los españoles tuvieron desde un principio una actitud contraria hacia la concepción de la sexualidad de los pueblos mesoamericanos, como la tuvieron respecto a la práctica del sacrificio humano, ese tema fue por mucho tiempo dejado de lado por los investigadores de las culturas prehispánicas, y cuando se le llegó a abordar se hizo matizado por cuestiones morales. En la década de 1920 se llegó a reunir una colección de objetos prehispánicos alusivos a la sexualidad, como los falos procedentes de la Huasteca y del área maya–, pero fueron colocados en un “Salón Secreto”.
Paulatinamente, con los cambios en nuestra propia percepción de la sexualidad –en especial desde las últimas décadas del siglo pasado–, han aparecido numerosos estudios sobre el tema entre los pueblos prehispánicos, los cuales incluyen un abanico de tópicos como la concepción sobre el cuerpo humano, los roles de género, los ritos, la naturaleza de los dioses, el papel de la diversidad sexual y la actitud hacia ella, y los códigos morales.
El lector encontrará en este número de Arqueología Mexicana un compendio de estudios actualizados sobre el tema, que dan cabal cuenta de la concepción sobre la sexualidad que se tenía entre los pueblos mesoamericanos, de sus profundas implicaciones en torno a la organización social, y su relación profunda con la cosmovisión y los ritos que buscaban la buena marcha del mundo. Acercarnos a la historia de la sexualidad en estas tierras es una manera de acercarnos a la comprensión de los profundos cambios que se manifiestan en la actualidad, y a verlos bajo una óptica mejor informada y con ello más tolerante.
Tomado de Arqueología Mexicana núm. 104, pp. 26-27.
Si desea adquirir un ejemplar: http://raices.com.mx/tienda/revistas-la-sexualidad-en-mesoamerica-AM104