Una visita a la exposición. “El capitán Dupaix y su Álbum Arqueológico de 1794”

José Humberto Medina González, A Roberto García Moll (Q.E.P.D.)

En la muestra se exhibe íntegramente el documento Descripción de Monumentos antiguos Mexicanos o Álbum Arqueológico de 1794, de Guillermo Dupaix. Se muestran los dibujos de las antigüedades de ese documento junto con las respectivas piezas arqueológicas que se localizan en las colecciones de diversos museos de México.

 

Desde la segunda década del siglo XIX y durante la segunda mitad del XX, connotados estudiosos mexicanos, ingleses, franceses y españoles, interesados en revelar los oscuros misterios de las antigüedades mexicanas y en historiar los primeros pasos del desarrollo científico de la arqueología en América, publicaron en hermosos libros una parte importante del corpus documental, producto de las exploraciones e investigaciones arqueológicas de la Real Expedición Anticuaria de la Nueva España, entre 1805-1808. Me refiero específicamente a la edición de los manuscritos y de las láminas con dibujos de los vestigios y demás monumentos antiguos de México elaborados por Guillermo Dupaix, teniente y capitán retirado del Regimiento de Dragones, y el dibujante José Luciano de Castañeda, “Pensionado de la Real Academia y profesor de dibujo y arquitectura…”, quienes recibieron el patrocinio de parte del rey Carlos IV de España para realizar esa expedición. La edición de todos estos libros y la aparición de artículos y noticias en varias revistas, referentes al hallazgo de nuevos documentos en archivos de Europa, Estados Unidos y en nuestro país, y su comparación con lo anteriormente publicado, han sido fundamentales para revalorar los indudables aportes de estos personajes al conocimiento de las culturas prehispánicas y los comienzos del registro sistemático de sus restos arqueológicos. Como señaló en 1994 el reconocido arqueólogo español José Alcina Franch, esas investigaciones pueden ser consideradas como un “… momento de inflexión: hasta entonces se habían hecho las cosas relacionadas con las antigüedades de una manera determinada […] y a partir de Dupaix las cosas serían diferentes” (Alcina Franch, 1994, p. 134).

En los setenta y noventa del siglo XX, el historiador mexicano Roberto Villaseñor Espinosa y Alcina Franch publicaron datos novedosos sobre la vida de Dupaix y sus reconocimientos arqueológicos realizados por iniciativa propia en la ciudad de México, sus alrededores y en los territorios de varias intendencias de la Nueva España, antes de que se le encomendara la realización de la comisión real. Sin embargo, estos investigadores no se dieron a la tarea de publicar toda la documentación de donde obtuvieron esos datos.

Fue hasta los comienzos de la presente centuria cuando un arqueólogo mexicano, el Dr. Leonardo López Luján, empezó a profundizar muy en serio, ¡pero muy en serio!, en estos temas. Así empezó su intensa búsqueda en los archivos de México y el extranjero de aquellos documentos de Dupaix que permanecían ignorados o sólo habían sido referidos en la literatura arqueológica. Sus magníficos y sorprendentes hallazgos documentales fueron espléndida y rápidamente editados en varios artículos de la revista Arqueología Mexicana. Pero aún estaba pendiente –según mi consideración– que el público tuviera acceso al temprano acervo documental inédito del capitán Dupaix. Se trataba de manuscritos y dibujos con información acerca de sus estudios y observaciones sobre colecciones de antigüedades atesoradas en muchos de los gabinetes de curiosidades que había en la capital novohispana a finales del siglo XVIII, y sobre sus trabajos de exploración y registro arqueológico en las ruinas prehispánicas que visitó años antes del inicio de la Expedición Anticuaria.

Por fin ese día llegó con la apertura de la exhibición “El capitán Dupaix y su Álbum arqueológico de 1794” en el Museo Nacional de Antropología (MNA) del INAH.

 

Una luz en la arqueología de finales del siglo XVIII

Con asombro asistí al Museo Nacional de Antropología a la apertura de la exhibición “El capitán Dupaix y su Álbum Arqueológico de 1794”, deseando que la muestra arrojase una nueva luz a nuestro poco conocimiento de la arqueología de finales del siglo xviii, al presentarse por primera vez uno de los tesoros documentales más celosamente guardados en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (bnah). Escuché atentamente el claro y erudito discurso de apertura del curador de la muestra, Dr. López Luján, quien habló sobre la vida y obra del “arqueólogo-viajero” luxemburgués Guillaume Joseph Dupaix, de las relaciones sociales que estableció con otros intelectuales y personalidades de su época, así como de las opiniones de algunos de ellos sobre su carrera militar y sus enormes virtudes como anticuario y explorador. También se refirió a sus tempranas aficiones por los restos del mundo antiguo, su inclinación por el estudio de los ya referidos gabinetes de curiosidades, su enorme entusiasmo por la adquisición de piezas arqueológicas –con las que formó su colección particular. También habló sobre cómo se fue perfilando su interés por la documentación de las antigüedades y las ancestrales edificaciones arquitectónicas, gracias a su viaje por el Mediterráneo, que le permitió visitar algunos vestigios en Grecia y Roma. Igualmente habló sobre su llegada a la Nueva España y de sus tempranas investigaciones arqueológicas aquí. Finalmente agradeció a las autoridades, al personal del inah y a sus museos y bibliotecas por el préstamo y traslado para esta exposición de obras de arte, piezas arqueológicas, documentos y libros antiguos de sus colecciones históricas y fondos reservados.

En la muestra se exhibe íntegramente el documento Descripción de Monumentos antiguos Mexicanos del capitán Dupaix; así, se muestran los dibujos de las antigüedades de ese precioso documento y las respectivas piezas arqueológicas que se localizan en las colecciones del Museo Nacional de Antropología, el Museo Xólotl de Tenayuca, el Museo de Escultura Mexica “Eusebio Dávalos Hurtado” de Santa Cecilia Acatitlán y otras que se encuentran en museos extranjeros.

 

La muestra

La exhibición da inicio con el imponente monolito circular mexica de Tlatecuhtli (señor o señora de la Tierra) y en uno de sus costados, dentro de una vitrina, se ve el dibujo de Dupaix de esta escultura, elaborado a lápiz y delineado a tinta. Viene luego la primera sección, referente a la llegada de Juan Vicente de Güemes y Pacheco, segundo conde de Revillagigedo, quien ocupó hacia 1789 el cargo de virrey de la Nueva España. Durante los cinco años de su gobierno, impulsó y echó a andar importantes obras de infraestructura, de renovación y transformación urbana en la ciudad de México. La realización de esas obras trajo como consecuencia lógica la apertura del subsuelo del centro de la capital y el hallazgo de yacimientos arqueológicos, de los que se exhumó un número considerable de monumentos arqueológicos mexicas como la Teoyamiqui o Coatlicue, la Piedra Calendárica o del Sol y la Piedra de Tízoc, por mencionar algunos. Esos monolitos comienzan a ser tempranamente estudiados por científicos y pensadores de la época, quienes publicaron sus investigaciones y sostuvieron duras polémicas, como fue el caso del acalorado debate sobre la Piedra del Sol entre el sabio Antonio de León y Gama y José Antonio de Alzate y Ramírez. Toda la sección anterior sirve como antesala para poner en contexto el arribo de Guillermo Dupaix a la ciudad de México en 1791.

En la segunda parte se presentan reproducciones facsimilares de su acta de nacimiento y el escudo de familia, y se destaca su viaje por el Viejo Mundo, donde visitó varias ruinas arqueológicas, su carrera militar y los grados alcanzados como teniente y capitán del Regimiento de Dragones. Se muestran también cuatro láminas de Dupaix sobre los monumentos principales y monolitos mayores de Teotihuacan (estado de México), Xochicalco (Morelos) y Tajín (Veracruz), realizadas en sus “correrías particulares” por algunas de las intendencias de la Nueva España. Se dispusieron, al lado de cada dibujo, tomas fotográficas recientes con la misma vista de los monumentos o vestigios arqueológicos que aparecen en las láminas, así como planos arqueológicos elaborados por otros estudiosos años antes de las exploraciones realizadas por Dupaix. Así, se ve una reproducción facsimilar del boceto a lápiz de los montículos de la Plaza de la Luna, en Teotihuacan, que dibujó en 1791 Antonio de Pineda, miembro de la Expedición Malaspina, así como las vistas arquitectónicas de Xochicalco y del Cerro de la Bodega del año 1777 y de la famosa Pirámide de los Nichos de Tajín, ambas publicadas por Antonio Alzate en la Gazeta de Literatura en 1790 y en la Gazeta de México en 1785, respectivamente.

La muestra continúa con una sección dedicada a los numerosos gabinetes de curiosidades de la ciudad de México a finales del siglo XVIII. Estos gabinetes pertenecieron tanto a europeos como a criollos, “hombres de letras” que ocupaban puestos en el gobierno, la Iglesia, el ejército, y que organizaban tertulias para exhibir sus nuevas adquisiciones para sus colecciones, intercambiar ideas, objetos arqueológicos, dibujos y publicaciones. En esta sección se muestran piezas prehispánicas de la colección de Dupaix (una máscara antropomorfa femenina en piedra verde de la Sala Mexica del mna) y de otras, así como un cuadro al óleo del famoso oidor andaluz Ciriaco González de Carvajal (1745-ca. 1832), quien además de ser miembro de la Junta de Antigüedades y dueño de una de las más grandes colecciones de antigüedades en la Nueva España, propuso al entonces virrey Iturrigaray  nombrase al capitán retirado para encabezar la Expedición Arqueológica Anticuaria.

Como ya se indicó, Dupaix era un asiduo visitante a dichos gabinetes, donde podía observar, estudiar y documentar las “antigüedades de los indios” . Durante sus recorridos por las calles del actual Centro Histórico de la ciudad de México trazó cuidadosamente en dibujos a lápiz varias esculturas prehispánicas talladas en piedra, que estaban empotradas en las fachadas o esquinas de algunos edificios novohispanos o que habían sido extraídas del subsuelo de la metrópoli. También dibujó varios de los bajorrelieves esculpidos sobre afloramientos rocosos que encontró en los alrededores de la capital.

Dupaix reunió apuntes, láminas y dibujos resultado de sus trabajos de un año en gabinetes o en lugares donde ocurrieron hallazgos arqueológicos en su Descripción de Monumentos antiguos Mexicanos o Álbum Arqueológico de 1794. Este documento, resguardado en la bnah, está integrado por un cuadernillo manuscrito y 22 láminas (una actualmente perdida), cuyos dibujos esbozados a lápiz por Dupaix fueron delineados a tinta por el pintor novohispano José María Polanco, artista egresado de la Academia de México. Sobre las láminas, el capitán escribió a tinta glosas manuscritas descriptivas, explicativas o interpretativas de las piezas y esculturas.

 

José Humberto Medina González. Arqueólogo por la ENAH. Realizó estudios de doctorado en la Universidad de Bonn, Alemania. Se especializa en la historia de la arqueología, paisajes rituales y ceremonialismo en el norte-centro de Mesoamérica. Jefe de Departamento del Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.

 

Medina González, José Humberto, A. Roberto García Moll, “Una visita a la exposición. “El capitán Dupaix y su Álbum Arqueológico de 1794””, Arqueología Mexicana núm. 134, pp. 68-73.

 

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