Luis Córdoba Barradas
Azcapotzalco es importante para la arqueología de México: ahí se iniciaron los trabajos arqueológicos del siglo XX, y ahí se establecieron las primeras cronologías y tipos cerámicos. Por otra parte, su historia nos remite al poderoso tlatoani Tezozómoc, la formación de la Triple Alianza, el mercado de esclavos, la división de barrios de mexicanos y tepanecas, y muchos hechos más.
A la muerte de Tezozómoc, en 1426, hubo una cierta calma entre los pueblos del valle de Anáhuac, pues terminaba la tensión que había perdurado por varias décadas. Así, surgieron preguntas como: ¿quién de los hijos de Tezozómoc sería el sucesor en el gobierno de Azcapotzalco?, ¿acaso el nuevo tlatoani seguiría el ejemplo tiránico de su padre? Según se refiere en los documentos antiguos, un hijo suyo, llamado Tayatzin o Quetzalayatzin, debía ser el sucesor, pero el gran poder que significaba el trono de Azcapotzalco despertó la ambición. Apenas terminaban los funerales del huehue Tezozomoctli cuando Maxtla, otro de sus hijos, se apresuraba a tomar en sus manos la dirección de los destinos del pueblo tepaneca.
La codicia de Maxtla
Tayatzin, el legítimo sucesor de Tezozómoc, fue aconsejado por Chimalpopoca, tercer tlatoani de Tenochtitlan, para que no permitiera la usurpación, e incluso le dijo que debía matar a su hermano Maxtla, quien gobernaba Coyoacan. Pero éste se enteró de la conspiración, y sin dar tiempo para que se cumpliera el consejo, mandó ahorcar a Chimalpopoca, junto con su tlacatécatl llamado Teutlehuacatzin. En las fuentes no está muy claro, pero según parece, también fue muerto Tayatzin.
Maxtla resultó peor que Tezozómoc, pues no le importó matar a su hermano Tayatzin o a su sobrino Chimalpopoca, lo cual fue mal visto hasta por los mismos tepanecas, pues a él le correspondía gobernar en Coyoacan, en donde residía, y con su acción estaba contraviniendo una disposición dejada por Tezozómoc.
Esa serie de atropellos animó a los mexicas y texcocanos a combatir a los tepanecas, pues los sufrimientos y persecuciones habían sido demasiados, y no estaban dispuestos a soportarlos más. Itzcóatl fue electo cuarto tlatoani de Tenochtitlan, y Nezahualcóyotl de Texcoco. Iniciaron una campaña militar y uno a uno fueron cayendo los pueblos gobernados por los hijos de Tezozómoc. Los mexicas lanzaron un ataque directo sobre Azcapotzalco y los texcocanos conquistaron las demás cabeceras tepanecas, a fin de evitar el envío de refuerzos. Ante la inminente derrota, se unieron los tepanecas de Tlacopan (Tacuba) a las fuerzas mexicas, y así formaron la Triple Alianza. El asedio final de Azcapotzalco llegó, y así la capital y principal bastión del territorio tepaneca sucumbía ante las armas del “pueblo el Sol”. En el mismo corazón del “hormiguero” (Azcapotzalco) debió librarse una terrible batalla. Las consecuencias directas de la derrota fueron el saqueo, el incendio del teocalli y posteriormente el establecimiento de un mercado de esclavos en el centro de Azcapotzalco. Como curiosa coincidencia de la historia, fue también en el centro de Azcapotzalco en donde siglos más tarde, en 1821, ocurrió la última batalla de la guerra de Independencia, aunque en el primer caso la victoria fue para los mexicas, y en el segundo para los mexicanos.
Luis Córdoba Barradas. Arqueólogo por la enah, investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del inah. Ha excavado en varios sitios de la Cuenca de México. Se especializa en la cerámica del Posclásico de esa misma región.
Córdoba Barradas, Luis, “Los barrios tepanecas y mexicas en Azcapotzalco a partir de los trabajos de salvamento”, Arqueología Mexicana núm. 136, pp. 46-49.
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