Constituye la obra lapidaria más importante por su manufactura y dimensiones, y muestra la maestría alcanzada por los artesanos mixtecos. Técnica: se utilizó arena de corindón o diamantífera y se desbastó con presión y movimiento rotatorio, como se elaboraban los espejos rituales prehispánicos de magnetita u otros minerales, o como se hacían las cabezas colosales olmecas de San Lorenzo, Veracruz. Cultura mixteca. Posclásico. Tumba 7, Monte Albán, Oaxaca. Museo Regional del INAH, Oaxaca.
Tomado de Adolphus Langenscheidt, “Los abrasivos en Mesoamérica”, Arqueología Mexicana núm. 80, pp. 55-60.
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