La reiterada presencia del aún poco entendido hombre-pájaro-serpiente, los animales y personas profundamente ataviados con elementos ceremoniales y otros muy diversos elementos rescatados, indican que el ejercicio del poder político y religioso encontró en esta ciudad nuevas líneas de expresión que, seguramente, tienen que ver con las múltiples relaciones y alianzas que sus gobernantes establecieron con otros centros políticos. Como lo menciona Rafael Cobos en un trabajo reciente, Chichén Itzá ya no puede ser vista como una capital regional relativamente aislada durante el Clásico Terminal y el Posclásico Temprano, sino como un asentamiento inmerso en una compleja red de relaciones con otras grandes ciudades como Ek' Ba lam. Uxmal y Cobá.
Las investigaciones en Ek' Balam, Yucatán, han mostrado que fue un sitio de gran importancia y que debió haber mantenido estrechos vínculos con su vecina Chichén Itzá. No sólo poseía un glifo emblema, que indica que controlaba un territorio propio, sino que ha proporcionado evidencia arqueológica de características extraordinarias, como la fachada del templo superior de la Acrópolis.
Tomado de Adriana Velazouez Morlet y Enrique Naloa, “Los mayas en la península de Yucatán. Viejas ideas, nuevas ideas”, Arqueología Mexicana núm. 75, pp. 30-39.
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