El 1° de febrero de este año el INAH concluyó los festejos de los 80 años de su fundación. El acto se llevó a cabo en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, donde se encuentra la tumba de don Alfonso Caso (1896-1970). Se reunió parte de la comunidad del INAH, además de invitados especiales como Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del presidente Lázaro Cárdenas del Río. Caso intervino para que se creara esta institución y Cárdenas firmó el decreto de creación de la misma. Muchas actividades tuvieron lugar a lo largo de 2019 en diversos lugares donde el INAH tiene presencia y ha dejado sentir su labor de investigación, conservación, docencia y difusión del patrimonio cultural que por ley le está encomendado. Una de estas actividades fue promovida por el Congreso de la Ciudad de México, por lo que fuimos convocados para asistir a su sede en la calle de Donceles con el fin de conmemorar tan señalada efeméride. La cita era el 7 de febrero de 2019 a las 8:30 am y allí estuve puntual. A continuación relato lo que sucedió.

Ingresé al recinto y me encontré con varios amigos y colegas. De inmediato nos dirigimos al interior del salón y tuvieron la deferencia de colocarme junto a los directores que en algún momento habían dirigido los destinos del INAH. Los minutos pasaban y no veía que llegaran los diputados. En algún momento me levanté y me dirigí a una joven diputada que, según me dijeron, estaba a cargo del evento. Le dije:

–Querida diputada, ya son las 9 de la mañana y apenas han llegado unos pocos de sus compañeros, ¿qué pasa?

–No tardan en incorporarse para empezar el homenaje… Volví a sentarme a seguir platicando. Daban más de las 9:30 am cuando tomé la decisión de retirarme del lugar. Se lo comenté a varios que estaban cerca y todavía esperé un rato más. Todo era inútil. Ya eran cerca de una hora y pico de retraso. Sólo algunos diputados habían llegado y estaban absortos en sus celulares. Volví a dirigirme a la dama en cuestión que platicaba con un señor, y le dije:

–Estamos atrasados cerca de hora y media. Se supone que ustedes son nuestros anfitriones y no acaban de llegar. Con su permiso yo me retiro…

Y eché a andar hacia la puerta de salida. Todavía logré escuchar su voz que me decía que no me retirara. Noté que el señor que estaba con ella me seguía y no me di cuenta que me estaba grabando, era un periodista del Reforma. Al llegar a la calle, me abordó y me preguntó:

–Doctor, ¿por qué se salió?

–Porque nos citaron a las ocho treinta y son las nueve treinta y nuestros anfitriones no nos están esperando.

Este video salió en los medios y a continuación transcribo la nota periodística que publicó el diario Reforma, impresa también por el Zócalo de Saltillo: La sesión de aniversario del Instituto Nacional de Antropología en el Congreso capitalino se quedó sin uno de los invitados de honor, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, luego de que éste se retiró ante la impuntualidad de los diputados.

Este jueves, la sesión solemne estaba dedicada a los 80 años de los trabajos del inah y los congresistas locales invitaron a Matos, quien encabezó las excavaciones del Templo Mayor a finales de la década de los 70 y principios de los 80. Sin embargo, los diputados dejaron esperando a Matos y a otros invitados especiales durante más de una hora, como es habitual, iniciaron la sesión con más de treinta minutos de atraso…. Al inicio de la sesión, faltaban más de veinte diputados de los 66 que integran la primera legislatura.

Al día siguiente me enteré que una diputada que habló durante la ceremonia leyó unas palabras supuestamente de su autoría. Todos se sorprendieron al darse cuenta que se lo había “fusilado” de un número de la revista Arqueología Mexicana.

Y ésta no es mi única experiencia con diputados. En otra ocasión les platicaré a los lectores acerca de nuestros “representantes”.

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.

Matos Moctezuma, Eduardo, “¡Ah qué los diputados…! Anecdotario arqueológico”, Arqueología Mexicana, núm. 162, pp. 88-89.