Centro

Su extraordinaria riqueza natural, así como su envidiable posición respecto a otras zonas mesoamericanas, fueron factores propicios para el desarrollo en la región central de un amplio y diverso conjunto de culturas locales. En esta región hay varios sitios cuya exploración ha proporcionado abundante información para el estudio del periodo que abarca desde el arribo de los primeros pobladores de México hasta el desarrollo y dominio pleno de la agricultura. Tlapacoya es un sitio notable, entre otras razones, porque allí se localizó una de las evidencias arqueológicas más antiguas de México, de aproximadamente 20000 a. C. Por otra parte, la exploración de varias cuevas en la región de Tehuacán permitió obtener abundante información sobre el proceso mediante el cual ciertas especies –como el maíz, el frijol y la calabaza– se transformaron de silvestres en domesticadas.

En el Centro, el Preclásico, periodo en el que la agricultura se había convertido en la fuente de subsistencia principal y en el que la vida sedentaria era la norma, abarca desde 2400/2300 a. C., fechas asociadas a los primeros indicios de elaboración de cerámica, hasta los inicios de nuestra era, cuando la ciudad de Teotihuacan se encontraba ya en franco desarrollo. Durante el Preclásico Temprano (2400-1200 a. C.), en las primeras y relativamente pequeñas aldeas, se establecieron las bases para el desarrollo de las poblaciones de mayor tamaño y complejidad que caracterizarían al Preclásico Medio (1200-400 a. C.).  El rasgo más sobresaliente del Preclásico Tardío (400 a. C.-200 d. C.) es el desarrollo de poblaciones con características que preludian a las ciudades de los periodos subsecuentes, principalmente, Cuicuilco, en el que se levantó la primera construcción pública de proporciones monumentales de la región.

Aunque varios lugares tuvieron un importante desarrollo en el Clásico (200-600 d. C.), Teotihuacan y Cholula fueron las grandes ciudades de la época. La primera se convirtió en una auténtica metrópoli y alcanzó tal bonanza, prestigio y poder, que su influencia se manifestó en prácticamente toda la región mesoamericana. Cholula  también fue un poblado de considerables dimensiones y gran vigor cultural que dominaba sobre buena parte del área de Puebla-Tlaxcala. Una muestra palpable de su importancia lo constituye la ahora llamada Gran Pirámide, de hecho el monumento de mayor tamaño de toda la época prehispánica.

Para los inicios del periodo Epiclásico (650-900 d. C.), Teotihuacan se encontraba en decadencia y otras ciudades se alistaban a ocupar los espacios políticos y comerciales que dejaba vacíos la metrópoli. Entre los nuevos centros que buscaban el dominio de la región había algunos que ya tenían cierta importancia desde el Clásico, y otros cuyo desarrollo parece haber sido consecuencia de las circunstancias del momento, entre las que ocupaban un lugar relevante los movimientos migratorios. Muy pronto, las manifestaciones culturales, liberadas de la tutela teotihuacana, se diversificaron y surgieron estilos regionales cuyo rasgo más distintivo es, paradójicamente, compartir elementos propios de varias culturas. La existencia de varios centros principales, algunos de los cuales se situaban en posiciones francamente defensivas, parece haber conducido a una situación de inestabilidad, que a la larga también provocó su caída y abrió el camino a la atmósfera bélica que en adelante predominó en la región. Tula fue, sin duda, la ciudad más importante del Posclásico Temprano (900-1200 d. C.). En ese entonces, este asentamiento pluriétnico y sede del grupo tolteca no sólo logró dominar buena parte del Centro, sino que fue capaz de manifestar su presencia en zonas remotas. A la caída de Tula surgieron otros sitios que ejercieron dominio sobre áreas menos amplias. En el Posclásico Tardío (1200-1521 d. C.), los mexicas, uno de los numerosos grupos que habían migrado a la región, lograron establecer un poderoso imperio con sede en Tenochtitlan, que junto con Tlatelolco  constituían la aglomeración urbana de mayores dimensiones de su época. Aunque los sitios asociados a esta cultura en el Centro son numerosos, algunos lograron mantener cierta autonomía ante el imperio, por ejemplo Cholula, y otros más, como los del señorío de Tlaxcala, fueron francamente independientes de los mexicas.

Tomado de Vela y Solanes, Arqueología Mexicana, Especial 5, Atlas del México prehispánico.