El aprovechamiento de la madera en la época prehispánica

Víctor Cortés Meléndez et al.

La madera, también llamada leño o xilema secundario, en sentido estrictamente biológico constituye el componente principal de los árboles y está conformada mayoritariamente por celulosa y lignina. Una de sus virtudes es que se trata de una materia orgánica con distintos grados de dureza, densidad, rigidez, elasticidad y tenacidad, propiedades que varían según la edad del árbol y el arreglo celular y estructural de cada especie. Estas cualidades han hecho de la madera un material predilecto para la realización de diversas actividades y para la elaboración de un sinnúmero de objetos.

En el México antiguo, se sabe que el medio ambiente facilitó a las sociedades el acceso a esta materia prima. La variedad de bosques ofrecía un amplio espectro de maderas, las cuales eran seleccionadas tanto por sus propiedades físico-mecánicas como por el simbolismo que se le atribuía a los árboles. Gracias a las fuentes escritas y pictográficas del siglo XVI sabemos que en la época prehispánica los bosques eran considerados espacios peligrosos, donde había fuertes vientos y bestias salvajes. En el Centro de México, el acceso a estas áreas estaba controlado por ciertos sacerdotes, quienes debían realizar una serie de oraciones a Quetzalcóatl antes de adentrarse al monte.

Los árboles poseían una fuerte carga simbólica en el antiguo pensamiento indígena. En su representación como eje cósmico, el árbol fungía como medio de comunicación entre el inframundo, la Tierra y el plano celeste, a través de sus raíces, tronco y ramas, respectivamente. En el plano horizontal, cuatro árboles regían los rumbos del universo; los más representados son el sauce, el mezquite, el pochote y el ahuehuete. Por su parte, los mitos asocian algunas especies arbóreas con ciertas deidades, o bien con el origen del hombre o de algunos linajes.

De igual manera, los documentos históricos ofrecen datos muy interesantes sobre las formas de obtención de la madera. Las fuentes señalan que la vía más común para hacerse de este recurso era la tala y la recolección directa en los bosques. También se sabe que una cantidad considerable de madera podía ser comercializada o entregada en forma de tributo, ya fuera en bloques, semitrabajada o en artefactos terminados.

Víctor Cortés Meléndez. Arqueólogo egresado de la ENAH. Maestro y candidato a doctor en antropología por la UNAM. Integrante del Proyecto Templo Mayor.
María Barajas Rocha. Restauradora y maestra en museología por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”. Restauradora perito del Museo del Templo Mayor y colaboradora en el Proyecto Templo Mayor.
Daniela Rodríguez Obregón. Arqueóloga egresada de la ENAH. Investigadora de tiempo completo del Museo del Templo Mayor.

Tomado de Víctor Cortés Meléndez et al., “El aprovechamiento de la madera en la época prehispánica”, Arqueología Mexicana, núm. 195, pp. 31-35.