Alacranes

Enrique Vela

Las palabras nahuas y mayas para referirse al alacrán se asociaban con el castigo.

Se le asociaba con el dios del fuego, el autosacrificio y con la constelación de Escorpión.

Para los mexicas este animal estaba relacionado con Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, y con los dioses de la muerte.

Para los mayas estaba relacionado con el dios Ek Chuah, la diosa vieja, la cacería y la lluvia.

En la época prehispánica la presencia del alacrán, como mensajero del dios de la muerte, era considerada un augurio funesto.

 

Cuando el alacrán vino al mundo, vino con la intención de matar a quien picara, pero para que ello fuera posible tenía que ayunar siete días. Iba ya en el sexto día de su abstinencia cuando volando, volando, llegó a pararse ahí, en el suelo, un zanate. El alacrán estaba acostado junto a una piedra. Aunque con miedo, el zanate le preguntó: ¿Qué haces alacrancito? Y el alacrán le contestó: Pos yo aquí, estoy aquí ayunando. ¿Y por qué? Le preguntó el zanate. Aaah, porque a quien yo pique se tiene que morir, y para eso yo tengo que ayunar siete días. Esa es la misión que cumplo. Ya nomas me falta un día. El zanate le dijo: Mmmm, no creo que lo logres porque eres bien chiquito. Mejor lo que debieras hacer es comer, como yo; si vieras qué contento me pongo cuando estoy lleno. Pero el alacrán buscaba razones y se defendía. Entonces el zanate tuvo una idea y le dijo: A ver pícame mejor en una pata, a ver si de veras picas fuerte. El alacrán, molesto, le picó una pata, pero el zanate le dijo: No sentí nada, mejor ya come, ya no estés sufriendo. Y el alacrán empezó a comer de su pata, ya mero terminaba, cuando el zanate voló hasta la rama de un árbol chillando, porque los piquetes del alacrán fueron tremendos. Es desde entonces que por donde anda el zanate se oye claramente como chilla. Fuerte fue el piquete de veras, pero el zanate salvó al hombre de este mundo de morir picado de alacrán.

Hernández, 1980, en Vázquez Galicia, 2015, p. 106

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.

 

Vela, Enrique (textos y selección), “Alacranes”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 38-45.