De los tócatl o géneros de arañas. El primer género de arañas es el tlazoltócatl o sea araña del estiércol, de tamaño mediano y color entre negro y pardo. El segundo, que es mayor, se llama tocamaxacualli y es casi del mismo color. El tercero es el tocatzintlauhqui, menor que los anteriores y negro. El cuarto se llama tzintlatlauhqui porque, aunque su cuerpo es casi todo negro, tiene sin embargo una mancha roja. Hay otro llamado también tocamaxacualli, de cuerpo grande, leonado e hirsuto, y el sexto, de nombre tlalhoéhoetl, es el mayor de todos y de colores negro, amarillo y ceniciento. Hay además el ocelotócatl, llamado así porque semeja en cierto modo por la variedad de sus colores la piel del tigre; el huitztócatl, que tomó el nombre de sus espinas, y el atócatl, denominado así porque suele encontrarse junto a las aguas, y que es de colores negro, escarlata y amarillo. Dicen que en lugares marítimos se encuentran las arañas más grandes. No sé que alguno de los géneros dichos tenga veneno muy ponzoñoso, aunque algunos son de picadura nociva, y el tocamaxacualli produce llagas difícilmente curables y que, aunque lleguen a cicatrizar, se renuevan una y otra vez en diversos sitios, siendo tales llagas causadas no por mordedura o picadura del animal, sino por su solo paso y roce, y por el excremento de su vientre que arroja en el sitio que resulta afectado.
Francisco Hernández, Historia de los insectos de Nueva España
Hay unas arañas en esta tierra, ponzoñosas, que las llaman tzintlatlauhqui. Son negras y tienen colorada la cola. Pican: la picadura da gran fatiga por tres o cuatro días, aunque no matan con su picadura. El aceite destas arañas es muy medicinal para muchas enfermedades, como está en la letra. Hallan por medicina para aplacar deste dolor beber pulcre fuerte, que llaman huitztli. Otras arañas hay que llaman tocamaxacualli. No son ponzoñosas ni hacen daño.
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1049-1050.
Vela, Enrique (textos y selección), “Araña”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 70-75.