Calabaza de Castilla

(Cucurbita moschata)

Enrique Vela

Es una de las especies de calabaza más importantes y diversas de las cultivadas en México y el mundo. En nuestro país prácticamente se le utiliza toda, desde las raíces hasta el fruto, incluyendo las hojas, las flores y las semillas. La pulpa del fruto maduro, asada o hervida, se utiliza para elaborar dulces. Debido a que sus semillas, las pepitas, son abundantes y de buen tamaño, se les utiliza ampliamente ya sea enteras o molidas. Esta eficiente explotación es producto de una milenaria relación del hombre con la especie Cucurbita moschata. Si bien en estado silvestre es originaria del Perú, fue en México donde se le domesticó; se tiene evidencia de esta especie en Ocampo, Tamaulipas, y Tehuacán, Puebla, con una antigüedad de cerca de 7 000 años. Se trata también de una de las primeras que fueron llevadas a Europa, donde pronto se empezó a cultivar, de ahí su nombre más común: calabaza de Castilla. Ahora, además de en México, se cultiva ampliamente en las zonas tropicales de todo el continente americano y en Europa, África e India.

Restos arqueológicos y huellas de domesticación de Cucurbita moschata han sido localizados en México, Perú y Colombia. Con la llegada de los españoles a América, este fruto fue llevado a Europa, lugar desde donde su cultivo y gusto por comerla se difundió a varias partes del mundo. Al igual que con varios frutos de América –como el maíz, que en una época los europeos llamaron trigo turco–, a esta calabaza se le agregó “de Castilla” aludiendo a un supuesto origen en el reino de Castilla, España.

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de Arqueología Mexicana.

Vela, Enrique, “Calabaza de Castilla (Cucurbita moschata)”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 36, pp. 30-31.