Gabriela Zepeda García Moreno
El sitio arqueológico de Cañada de la Virgen, llamado así por encontrarse cerca de la ex Hacienda Cañada de la Virgen, en Guanajuato.
La arqueología mexicana persiste, en este nuevo milenio, en la importancia de estudiar regiones poco conocidas, de frontera, de convivencia entre grupos con una base económica distinta. En este sentido, Guanajuato es un ambiente privilegiado para los estudios arqueológicos, pues sus tierras fueron asiento de pueblos sedentarios y nómadas.
El panorama histórico de la región comienza en el periodo Preclásico con la tradición Chupícuaro, de gran importancia para Mesoamérica. Esta tradición se caracteriza por un su avanzada industria alfarera y sus complejas expresiones religiosas, que nos indican la temprana consolidación de un grupo en el poder. La tradición Chupícuaro se estableció en los márgenes de los ríos y se extendió a casi todo el territorio de Guanajuato. Chupícuaro desapareció cerca de 350 d.C. para dar lugar a la segunda tradición de agricultores avanzados.
Identificada también como la etapa de desarrollo regional, la tradición de los Patios Hundidos abarca el Clásico y el Epiclásico, de 350 a 900 d.C. Se distingue por la innovación arquitectónica de los patios hundidos o cerrados, asociados a estructuras piramidales que alcanzaban alturas monumentales. Ésta es considerada la etapa del desarrollo agrícola avanzado y de la máxima expansión de la frontera hacia el norte. Durante este periodo se desarrolla en Guanajuato una organización y una especialización del trabajo en los centros rectores.
Aún fuertemente discutidas y vinculadas al repliegue de la frontera agrícola, las nuevas hipótesis sobre la presencia tolteca proponen que ésta coincidió con el arribo de los grupos prototoltecas a la Cuenca de México, entre 900 y 1000 d.C., y no con el colapso de Tula, Hidalgo, ocurrido hacia 1200 d.C.
Alrededor de 1350 d.C., ya colapsada la frontera agrícola, estas tierras fueron escenario del desarrollo de las llamadas tribus chichimecas. De distinta filiación étnica, se ha identificado a los guachichiles, los guamares, los copuces, los guaxabanes, los pames y los otomíes. Para este entonces, la frontera entre nómadas y sedentarios era el río Lerma. Es en este escenario cultural donde podemos situar el desarrollo prehispánico de Cañada de la Virgen.
La Cañada
La hoy llamada zona arqueológica de Cañada de la Virgen se construyó, en la época prehispánica, en una loma de pendiente moderada asociada a profundas cañadas. Está conformada por cinco complejos arquitectónicos, orientados en un eje principal de oriente a poniente: el Complejo A, ya excavado y consolidado; el Complejo B, un patio hundido con una pirámide en la esquina; el Complejo C, una estructura circular asociada a la veneración del viento; y el Complejo D, un patio hundido con funciones habitacionales. Al conjunto ceremonial, cívico y político debe sumarse la Calzada, que une las cañadas con el Complejo A y mide 840 m de largo por 18 de ancho. Este vínculo es sagrado, pues la Calzada está asociada al rumbo del levante del Sol y al camino que recorre el astro en la bóveda celeste.
El entorno natural asociado es un anillo de cañadas que en la actualidad albergan más de 150 variedades de plantas y alrededor de 40 de animales. Es un nicho ecológico sin alteraciones quizá desde hace más de 200 años. Los reconocimientos arqueológicos y de paisaje indican que en la época prehispánica las cañadas estuvieron habitadas por pobladores que aprovecharon sus diversos recursos.
Al parecer, había caminos prehispánicos que señalaban un circuito ritual y de aprovechamiento de esos recursos. La elección del lugar obedeció a una estructura de pensamiento sistemático y ordenado en el que los cerros eran ejes orientadores para el diseño urbano de la zona. la observación de estos mismos cerros permitió establecer un calendario en el horizonte para medir y dividir el tiempo en sucesos de 7, 13 y 20 días. Los agricultores avanzados, y los arquitectos del paisaje que construyeron el lugar diseñaron estrategias complejas para predecir el tiempo y asegurar el ciclo agrícola.
Gabriela Zepeda García Moreno. Arqueóloga por la ENAH Y maestra en antropología social por el CIESAS-Occidente. Investigadora del Centro INAH Guanajuato. Trabajó en Nayarit durante 14 años y es directora del Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen. ·
Zepeda García Moreno, Gabriela, “Cañada de la Virgen, Allende, Guanajuato "La casa de los trece cielos"”, Arqueología Mexicana núm. 73, pp. 54-57.
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