Caracterización y cambios culturales del aspecto físico

La osteología (estudio de los huesos) antropológica cuenta con una serie de métodos y técnicas para caracterizar físicamente a los integrantes de una población. Así, se consideran, por un lado, una serie de rasgos métricos que abarcan tanto medidas absolutas como índices, y que se seleccionan en el cráneo y en el esqueleto poscraneal y, por otro, una serie de características morfoscópicas (observables a simple vista) que comprenden formas del cráneo en norma superior, de las órbitas y los malares, por mencionar sólo algunos de los que permiten obtener un perfil de la población analizada. Con estos parámetros se pueden hacer comparaciones mediante métodos estadísticos con datos de otros grupos del mismo tiempo y espacio.

Por otro lado, a lo largo de su historia el hombre ha dejado testimonio de la transformación intencional de su fisonomía. Los cambios experimentados mediante patrones culturales que dejan su huella en el esqueleto son: la alteración intencional de la cabeza, la lesión suprainiana (producida intencionalmente en la parte posterior del cráneo) o el limado de los bordes dentales y la incrustación, con diferentes materiales, dentro de pequeñas cavidades circulares en los dientes frontales, que son los más notorios.

Aunque no es posible identificar en restos óseos de grupos del pasado las escarificaciones, los tatuajes y las perforaciones en tejidos blandos, se tiene noción de ellos por su representación en figurillas, pintura, escultura, cerámica o, en el mejor de los casos, en momias.

 

Tomado de Josefina Mansilla Lory, María Elena Salas Cuesta, “Antropología física. Experiencias de vida en vestigios humanos. Parte 1”, Arqueología Mexicana núm. 88, pp. 22-29.

 

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