Cerro de Trincheras, Sonora. Muros de piedra que acogen la espiral del mar

 

M. Elisa Vllalpando Canchola

Cerro de Trincheras fue un pueblo prehispánico de primer orden y un centro regional tan importante como Paquimé (Chihuahua). Entre sus elementos arquitectónicos destacan las cerca de 900 terrazas que alberga y estructuras como la Cancha, el Caracol y el Mirador. Como resultado de las investigaciones en Cerro de Trincheras, es probable que muy pronto el sitio se abra al público.

 

Cerro de Trincheras, centro rector de las comunidades de la tradición Trincheras para el periodo Prehispánico Tardío (1300-1450 d.C.), se encuentra en la parte media del valle del río Magdalena, en el noroeste de Sonora. Este asentamiento no puede entenderse sin referirnos a la zona arqueológica La Playa, área de dominio de los primeros agricultores del desierto sonorense, donde desde hace ya más de diez años un grupo de investigadores dirigidos por John Carpenter y Elisa Villalpando ha estudiado las evidencias de las primeras comunidades sedentarias de cultivadores en las vegas del río Boquillas; comunidades que elaboraron ornamentos en conchas marinas, procedentes de las costas del Mar de Cortés, la joyería de los antiguos habitantes del desierto y de sus vecinos. Pese a su intensa erosión, La Playa ha permitido entender el inicio de la larga historia de las comunidades de la tradición Trincheras, sus estrategias de subsistencia, condiciones de salud, tecnología lítica y cerámica, relaciones de intercambio y tratamiento funerario.

 

La tradición Trincheras

 

El largo camino que recorrieron –en los siglos posteriores a la era cristiana– las comunidades agrícolas de la tradición Trincheras, con sus aldeas de casas en foso y su cerámica por enrollado, pasó por la incorporación de una cerámica decorada con hematita especular que ha recibido el nombre de Trincheras Púrpura sobre Rojo, que caracteriza a las comunidades de la fase 2 (200-800 d.C.). Durante la fase 3 (800-1300 d.C.) continuaron las grandes aldeas de casas en foso, se dio el cambio de inhumaciones a cremaciones como tratamiento funerario, y hubo ocupación de los primeros cerros –casi todos de origen volcánico–, en los que se construyeron recintos en las cimas y las primeras terrazas en las laderas. En la transición a la fase 4 (1300-1450 d.C.), la tradición cambió dramáticamente y cesó la producción de cerámica pintada, se redujo el área de ocupación de la tradición y se construyó el sitio de Cerro de Trincheras; vasijas monocromas de grandes dimensiones han sido recuperadas en las excavaciones en este sitio.

 

Vllalpando Canchola, M. Elisa, “Cerro de Trincheras, Sonora. Muros de piedra que acogen la espiral del mar”, Arqueología Mexicana núm. 97, pp. 39-45.

 

María Elisa Villalpando Canchola. Arqueóloga por la ENAH y doctora en historia por el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. Ha dirigido diversos proyectos arqueológicos, algunos binacionales, relacionados con la ocupación prehispánica del desierto de Sonora. Se ha interesado por las primeras comunidades de agricultores y por las sociedades que construyeron los cerros de trincheras, además de los grupos de cazadores, recolectores y pescadores de la costa e islas del Golfo de California.

 

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