Chapulines

Enrique Vela

Párrafo duodécimo, de muchas diferencias de langostas y de otros animalejos semejantes, y de los brugos

Hay muchas maneras de langostas en esta tierra. Son como las de España. Unas dellas se llaman acachapoli. Éstas son grandecillas. Dícense acachapoli, que quiere decir “langostas como saeta”, porque cuando voelan van recias y rugen como una saeta. Suélenlas comer.

Hay otras que llaman yectli chapoli. Son medianas y son coloradas. En el tiempo de coger los maizales andan. Son de comer. Hay otras langostas que llaman xopanchapoli, que quiere decir “langosta de verano”. Son grandes y gruesas. No voelan, sino andan por tierra. Comen mucho los frisoles. Unas dellas son prietas; otras, pardillas; otras, verdes. Suélenlas comer.

Hay otras que se llaman tlalchapoli o ixpopoyochapoli, que quiere decir “langostas ciegas”. Déstas hay muchas, y son pequeñas. Y andan por los caminos, y no se apartan aunque las pisen. Son de comer.

Hay otras langostas que llaman zolacachapoli. Son pintadas a manera de codorniz. También son de comer.

Hay otras que llaman zacatecuilichtli. Llaman ansí porque cantan diciendo chit chichi chi chit. Y andan siempre entre el heno. También son de comer.

Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1053-1054.

 

Vela, Enrique (textos y selección), “Chapulines”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 62-67.