Sobre la cronología de la pirámide circular
Mediante las exploraciones arqueológicas de la década de los noventa del siglo XX y las realizadas en el presente proyecto, se confirmó que el Edificio 3 adoptó la forma circular en dos etapas de construcción.
Primera etapa. De acuerdo con los datos obtenidos en las exploraciones arqueológicas, en esta etapa se generó una terraza que sostendría un basamento. Con base en la numerología y el número de oro obtenido (1.618033981), en la primera etapa de construcción identificada el diámetro del basamento fue de 39.9417 m. La escalinata de ese primer momento de construcción debió corresponder a tres módulos, es decir, medía aproximadamente 4.854 m de ancho, considerando la presencia de alfardas.
Segunda etapa. Los cuerpos del edificio circular se incrementaron en diámetro y altura y se elaboraron por medio de hiladas de tepetate que contenían los cajones de relleno. Como consecuencia de la ampliación estructural, la escalinata construida para la primera etapa fue desmantelada y en su lugar se hizo la rampa que sostendría el nuevo mecanismo de ascenso.
Así, el diámetro del nuevo basamento alcanzó 49.9485 m. Ese perímetro cuenta con 26.853 segmentos o módulos de la unidad. Cuatro de ellos estarían destinados para la escalinata del lado oriente del basamento circular. Es decir, en la segunda etapa, la escalinata tendría 6.472 m de ancho, considerando los elementos laterales o alfardas.
Las evidencias de este componente vertical permitieron determinar el peralte y la huella de cada escalón, los elementos de contención y las alfardas. Para la reintegración, la escalinata quedó con 6.50 m de ancho; las alfardas son de 0.90 m. Para desembarcar en el cuerpo superior, se calcularon 33 peldaños de 0.24 m de peralte y 0.30 m de huella.
Al parecer, las etapas edilicias se construyeron en dos temporalidades. La más temprana, en el Preclásico Medio- Tardío (800 a.C.-100 d.C.), y la segunda en el Epiclásico (650-950 d.C.); sin embargo, al comparar los materiales y sistemas constructivos, se aprecia que en ambas se emplearon materiales diversos, posiblemente procedentes de la demolición de partes de otros edificios, y el mismo sistema de rellenos, muros de contención y de recubrimiento.
El procedimiento aclara la continuidad de los elementos arquitectónicos en una y otra etapa de construcción. Por lo antedicho, queda por analizar la posible conformación de una tradición constructiva o indagar la propuesta de abandono del asentamiento en el Clásico (200-600 d.C.) y la reocupación en el Epiclásico.
Imagen: Pirámide Circular. Izquierda: Exploración arqueológica. Arriba: Restos de la alfarda y peldaños. Abajo: Evidencia de los peldaños de la escalinata. Fotos: Proyecto Xochitécatl.
Laura Ledesma Gallegos. Investigadora del centro INAH Morelos y directora del Proyecto Cacaxtla. Presidenta del Consejo de Arqueología del INAH.
Luis Pantoja Díaz. Investigador del Centro INAH Yucatán y director del Proyecto Oxkintok. Miembro del Consejo de Arqueología del INAH.
Lourdes Toscano Hernández. Investigadora del Centro INAH Yucatán y directora del Proyecto Kabah. Miembro del Consejo de Arqueología del INAH.
Sergio Vázquez Zárate. Profesor de tiempo completo de la Universidad Veracruzana. Miembro del Consejo de Arqueología del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Ledesma Gallegos, Laura et al., “La Pirámide de la Negrura de Xochitécatl”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 84-89.