Las tejedoras de los Altos de Chiapas
Cultura “dura” y cultura “suave”
Uno de los primeros europeos que vieron los textiles mayas fue Cristóbal Colón. En su cuarto viaje, en 1502, vio una canoa grande con tripulantes nativos cerca de la isla de Guanaja, en el mar de Honduras. Según su hijo Hernando, la canoa venía navegando de Yucatán con cargas de cacao, hachas de piedra, espadas de madera con filos de piedras finas y ropas de algodón con diseños de diferentes colores.
No hay muchas posibilidades de que los materiales “suaves”, como la madera o los textiles de aquellos días, hayan sobrevivido al ambiente tropical o subtropical de la zona maya. La mayoría de los objetos encontrados en exploraciones y excavaciones provienen de la cultura material “dura”, esto es, obras de piedra, tales como las estelas, templos o pirámides, y artesanía de barro, como las vasijas policromas, por lo que, naturalmente, se ha prestado más atención a los materiales “duros”, y durables, para reconstruir las huellas de la civilización maya prehispánica.
Con todo, es precisamente un aspecto de la cultura material “suave” el que ha conservado hasta nuestros días la filosofía y energía de la antigua civilización en una forma aún viva: los textiles. Desde la época prehispánica, a todo lo largo de los siglos coloniales y hasta el presente, los textiles han sido fabricados sin interrupción por las mujeres.
Las mujeres mayas no pierden el tiempo. Cuando no hay trabajo en la milpa o en la cocina, tejen con sus telares de cintura, en el patio, si hace buen tiempo, o dentro de su oscura casa, cuando cae la lluvia. Así, las mujeres han seguido tejiendo siglo tras siglo. Los diseños de los brocados de la indumentaria sacerdotal tallada en los dinteles de Yaxchilán hace 1200 años se asemejan asombrosamente a los de los textiles tzotziles y tzeltales actuales. El tejido tipo gasa de la blusa de una mujer del fresco de Bonampak es muy parecido a la tela que se fabrica hoy en día en las Tierras Bajas tzotziles.
Es significativo el que el mundo de los textiles haya sido mantenido por las mujeres. Se olvidaron las técnicas prehispánicas para construir pirámides y estelas que pertenecían al mundo “duro” de los hombres, mientras que los textiles “suaves” del mundo de las mujeres han sobrevivido, ajustándose a la realidad de cada época. Los textiles mayas no solamente han envuelto el torso de los indígenas, sino también los santos de madera en las capillas de las montañas y, más recientemente, los cuerpos de los turistas extranjeros.
Kazuyasu Ochiai. Antropólogo por la Universidad de Tokio y doctorado en antropología por la Universidad Estatal de Nueva York. Ha trabajado principalmente en Chiapas. Actualmente es profesor de la Universidad de Hitotsubashi, en Tokio, Japón.
Ochiai, Kazuyasu, “Las tejedoras de los Altos de Chiapas”, Arqueología Mexicana, núm. 28, pp. 60-67.
Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición impresa: