Duendes o chaneques

Laura Romero

Los “malos aires”

Los aires del Tlalokan

El Kobatépetl, cerro de la serpiente, domina el paisaje de la Sierra Negra. Es la montaña sagrada que, como el Chicomóztoc prehispánico, tiene en su interior siete cuevas, origen mítico de las poblaciones aledañas. Su interior es llamado por los nahuas Tlalokan. Dicen que es otro mundo y que ahí viven los “aires del monte”, los cuales son gobernados por el Señor y la Señora del Tlalokan, dueños de los animales y del agua, respectivamente.

Los “dueños” pueden ser vistos sólo en pocas ocasiones, pero cuando esto sucede la persona vuelve desmejorada a su casa, pues su naturaleza fría la ha dañado. En los casos más graves, está enferma a tal grado que sólo puede ser aliviada por un curandero, quien empleará hierbas olorosas para bañar al enfermo y quitar de su cuerpo los efluvios álgidos que lo están dañando. De no hacerlo, su paciente enloquecerá. La locura es, para los nahuas, una especie de secuestro anímico que deriva de un proceso simultáneo de pérdida e intrusión, pues los “aires” se han apoderado del tonal y dejado en su lugar la frialdad que los caracteriza. Un loco es un ser humano anómalo y su tratamiento implica, como sucedía desde la época prehispánica, el uso de hierbas olorosas y calientes con las que se sahúma el cuerpo. Con estos procedimientos, la naturaleza contraria del humo y las hierbas, se restaura paulatinamente el equilibrio perdido.

Poco más frecuente es encontrarse a los “peones” de los señores del Tlalokan. Son los duendes o chaneques. Como los dueños, son de naturaleza fría y no son “cristianos”, no hacen lumbre y no comen sal. El riesgo de enfrentarse a ellos aumenta por la noche, al mediodía, al amanecer y antes de la puesta del Sol. Todos esos momentos replican el tiempo primordial cuando el mundo se encontraba en penumbras. Al caer la noche, aun el pueblo mismo se vuelve un ámbito propicio para encontrarlos. El negro velo nocturno se asemeja al mundo oscuro en el que ellos viven, el Sol, al estar “al otro lado del mundo”, deja desprotegido al pueblo.

 

Laura Romero. Doctora en antropología. Premio Fray Bernardino de Sahagún en 2003 y 2007. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Dirige el Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas Puebla.

Romero Laura Elena, “Los “malos aires”, Arqueología Mexicana, núm. 152, pp. 68-72.

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