Saburo Sugiyama, Nawa Sugiyama y Alejandro Sarabia G.
Gracias a un proyecto del INAH se llevó a cabo una nueva exploración en el interior de la Pirámide del Sol y en la “cueva” sagrada ubicada seis metros bajo ella. La investigación sugiere que, contrario a lo que se pensaba, la pirámide fue levantada alrededor de 240 d.C. Es posible que fuera construida al mismo tiempo que la Pirámide de la Serpiente Emplumada y la cuarta etapa de la Pirámide de la Luna, como parte de un gran programa urbano. Los datos arqueológicos indican que la “cueva” bajo la pirámide fue un antiguo túnel excavado completamente por los teotihuacanos, probablemente para depositar los restos de su máxima autoridad.
Como una investigación complementaria del Programa de Conservación e Investigación en el Complejo Arquitectónico de la Pirámide del Sol, coordinado por Alejandro Sarabia, exploramos de nuevo, sistemáticamente, el túnel excavado por Eduardo Noguera en 1933. Los recientes descubrimientos de entierros-ofrendas en la Pirámide de la Serpiente Emplumada y la Pirámide de la Luna sugirieron que la Pirámide del Sol también podría contener entierros-ofrendas en ciertos lugares todavía inexplorados. Noguera excavó su túnel en el relleno de la pirámide, entre uno y dos metros arriba del nivel de la roca madre (tepetate), sin encontrar algún rasgo especial. Sin embargo, como hemos observado en las excavaciones de la Pirámide de la Serpiente Emplumada y la Pirámide de la Luna, los teotihuacanos tendían a ubicar sus entierros u ofrendas al nivel del tepetate, razón por la cual suponemos que Noguera no pudo detectarlas durante su excavación. Por esta razón, excavamos entre 2008 y 2011 una serie de pozos de sondeo en el piso actual del túnel de Noguera hasta llegar al nivel de tepetate, así como tres túneles cortos.
Como resultado de la nueva exploración se obtuvieron hallazgos tan importantes como la presencia de estructuras anteriores a la Pirámide del Sol, cuatro entierros, dos ofrendas dedicatorias y restos de ampliaciones y modificaciones arquitectónicas en la Plataforma Adosada. A continuación resumimos brevemente los resultados, en orden cronológico y dividido en tres fases o eventos: pre-Pirámide del Sol, Pirámide del Sol y Plataforma Adosada. La exploración en la llamada “cueva” ubicada 6.5 m bajo la pirámide también ofreció nuevas perspectivas sobre su función, así como acerca del desarrollo de la antigua ciudad de Teotihuacan.
Pre-Pirámide del Sol
Una serie de restos arquitectónicos hallados a lo largo del túnel de Noguera confirmó que había una (o dos) construcciones anteriores a la Pirámide del Sol que hoy observamos: los pisos 1 y 2, un muro reportado por Millon y la Estructura 1. Estos restos incluyen pisos y un muro ancho y largo (2 m de grosor y más de 14 de largo en dirección norte-sur) con una inusual combinación de talud y muro vertical en las dos caras. Sin embargo, todas estas subestructuras fueron intencionalmente destruidas cuando dio inicio la construcción de la gran pirámide, por lo tanto no se conoce su forma general ni su función. Simplemente, por su forma y dimensiones, podemos sugerir que esa estructura era una construcción pública de gran tamaño, parte de un recinto sagrado delimitado o un conjunto político-religioso.
También encontramos evidencia de un ritual de terminación que ocurrió directamente sobre un piso de la fase pre-Pirámide del Sol. Es notable el hallazgo de un infante nonato en un nivel más antiguo que esa subestructura (entierro 2), lo cual sugiere un culto a la deidad de la lluvia con sacrificios de infantes asociados a este lugar desde la época pre-Pirámide del Sol.
Construcción de la Pirámide del Sol
Las excavaciones demostraron que la Pirámide del Sol fue creada durante una sola etapa constructiva, hasta llegar a la gran dimensión que actualmente observamos. Se puede inferir que la Plataforma Adosada no fue construida en aquel momento inicial, ya que encontramos el arranque del gran talud oeste de la pirámide en el interior del túnel de Noguera. Asimismo, se sabe ahora que el núcleo de la pirámide consistió en diversas capas de tierra y tepetate molido mezcladas con piedras y una gran cantidad de cerámica, lítica y fragmentos de carbón; no se utilizaron grandes rocas ni adobes. Lo anterior sugiere que los teotihuacanos excavaron tanto en la superficie, que incluía los materiales culturales mencionados, como en el tepetate para formar la voluminosa pirámide.
Durante la formación del núcleo de la Pirámide del Sol se llevaron a cabo rituales de fundación. Los grupos dirigentes ofrendaron objetos simbólicos durante dichos rituales para divinizar y “dar vida” a la pirámide como monte sagrado y a la vez proclamar su poder político-religioso.
Asociada con el relleno que cubrió la subestructura mencionada anteriormente se localizó parte de un cráneo infantil. Un niño de cuatro a seis años con deformación craneana también estaba depositado en una fosa pequeña cerca de la misma subestructura. Es posible que este niño fuera sacrificado y ofrendado al monumento.
La ofrenda 1 fue depositada en el relleno de la pirámide, cubriendo la subestructura de la fase pre-Pirámide, que fue destruida. Esta ofrenda incluye piezas trabajadas de obsidiana como navajillas, puntas de proyectil y figurillas, un disco de pirita, un caracol marino grande y muchos fragmentos de material orgánico. La ofrenda fue depositada y aparentemente cubierta de inmediato durante la construcción de la pirámide.
La ofrenda 2 fue encontrada en una fosa cuadrada (1.75 x 1.75 m) que fue excavada al nivel del tepetate. Es obvio que dicha ofrenda dedicatoria fue preparada con piezas de mayor calidad y cantidad que la ofrenda 1. Contiene numerosos objetos de obsidiana en forma de navajillas prismáticas, miniaturas, puntas de proyectil y una figura antropomorfa; tres discos de pirita-pizarra y otro objeto del mismo material en forma de L; 11 vasos con la efigie de Tláloc; tres piezas excepcionales de piedra verde: dos figurillas humanas completas y una máscara; huesos de animales sagrados, entre ellos un águila completa que consumió dos conejos; un cráneo y garras de puma; un cráneo de lobo; un cráneo y las extremidades de un cóndor; un caracol marino grande; ocho caracolitos; abundantes materiales orgánicos, como trozos delgados de madera colocados en la característica orientación teotihuacana: este-oeste y norte-sur. Es evidente que para iniciar la construcción del monumento se llevó a cabo un ritual de fundación. Sin embargo, resulta curioso que la ofrenda 2 no estuviera al centro de la pirámide, sino que aparentemente se colocara en relación con el túnel antiguo, como veremos más adelante.
La Plataforma Adosada
Los restos arquitectónicos y la distribución de cerámicas localizados en el túnel de Noguera indican que la Plataforma Adosada fue añadida posteriormente a la pirámide. Además, hemos encontrado una serie de muros muy destruidos en el relleno de esta plataforma, lo cual indica que había otro tipo de construcciones inmediatamente al frente de la pirámide. Estos datos, junto con la evidencia de múltiples modificaciones en la fachada de la Plataforma Adosada, muestran que el desarrollo arquitectónico de la pirámide fue complejo y reflejan cambios ideológicos o sociopolíticos. Hemos localizado dos entierros de adultos en el relleno de la Plataforma Adosada, pero no se pudieron definir con precisión las condiciones originales debido a las alteraciones que experimentaron.
¿“Cueva” sagrada o tumba real?
Nuestra nueva exploración en la llamada “cueva sagrada” bajo la pirámide proporcionó una nueva perspectiva de su función. Hemos realizado un nuevo mapa tridimensional de la “cueva”, y hemos limpiado y registrado rasgos arquitectónicos, así como excavado dos pozos en el interior de la “cueva”. Con base en estos datos, concluimos que la llamada “cueva” fue creada completamente por el hombre, y que ese túnel antiguo probablemente funcionó para depositar, junto con una gran variedad de objetos simbólicos, a personas de la mayor autoridad sociopolítica o religiosa de Teotihuacan. Como ya se había tocado el tema brevemente en Arqueología Mexicana (vol. XVIII, núm. 107, p. 44), aquí se presentan solamente datos complementarios que apoyan la interpretación hipotética del túnel antiguo como una tumba real.
El túnel antiguo se puede dividir en tres secciones: A, B y C. La sección A consiste en cuatro espacios formados por muros y conectados entre sí por un pasillo angosto y bajo, y en dos espacios abiertos de tipo “antecámara” ubicados en medio del túnel. Los datos indican que la sección A nunca fue tapada por los teotihuacanos, sino que al parecer fue utilizada en actividades rituales. La sección B se dividió en 18 segmentos por 17 muros que sellaban las partes interiores, los cuales fueron destruidos posteriormente debido al saqueo. La sección C refiere al espacio final en forma de cuatro “cuartos” o “cámaras”, donde podrían haber sido depositado restos humanos de personajes importantes junto con sus ofrendas. Ya que también hay alteraciones notables en esta sección, no hay manera de rescatar información acerca de su condición original ni de los materiales depositados. Sin embargo, recuperamos fragmentos de piezas de alta calidad durante la limpieza al inicio del túnel. Al parecer estos objetos se ofrendaron originalmente en el pasillo o al fondo del túnel antiguo, pero fueron removidos y fragmentados para finalmente ser dispersados a lo largo del túnel durante saqueos posteriores.
La ubicación de la ofrenda 2 también apoya la idea de que la sección C fue el lugar donde se depositaron individuos de gran importancia. El hecho de que la distancia desde la fachada principal de la pirámide hasta la ofrenda 2 coincide con la que existe entre la misma fachada y el fondo del túnel y punto central de las cuatro “cámaras” (sección C) sugiere que las ofrendas fueron colocadas así intencionalmente, tomando en cuenta la ubicación de la sección C. Esto significa que los objetos en los dos contextos forman un conjunto. Además, como se señala más adelante, confirmamos que la construcción de la pirámide y el túnel antiguo fueron contemporáneos. Todos los datos anteriores sugieren que el ritual de fundación se llevó a cabo sobre una posible tumba real para representar el poder gubernamental; asimismo, se depositaron piezas simbólicas que incluían una máscara de piedra verde, emblema personal de un individuo poderoso y sagrado.
Saburo Sugiyama. Profesor de la Universidad Estatal de Aichi, Japón, y profesor-investigador de la Universidad Estatal de Arizona (tiempo parcial), donde obtuvo el doctorado en 1995. Codirector del Proyecto Pirámide de la Luna e investigador invitado al Proyecto Pirámide del Sol.
Nawa Sugiyama. Candidato a doctor por la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts. Actualmente es William R. Tyler Fellow en el Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington, D.C.
Alejandro Sarabia González. Arqueólogo por la ENAH y candidato a doctor por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Director del proyecto Complejo Arquitectónico de la Pirámide del Sol en Teotihuacan.
Sugiyama, Saburo, Nawa Sugiyama, Alejandro Sarabia G., “El interior de la Pirámide del Sol en Teotihuacan”, Arqueología Mexicana núm. 125, pp. 24-29.
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