A diferencia de otras regiones en las que tanto tortillas como tamales eran parte de la dieta basada en el maíz, en el área maya los tamales tienen un lugar preponderante. De hecho las evidencias asociadas al consumo de tortillas son, por decir lo menos, escasas. Lo más significativo es la prácticamente total ausencia de comales –utensilio indispensable para la elaboración de tortillas– en los contextos arqueológicos. El consumo de tortillas parece ser una práctica muy tardía, en algunos casos introducida durante los primeros tiempos de la Colonia. Para la época de la conquista los mayas yucatecos y los quichés tenían a los tamales como su platillo principal.
Para los mayas los tamales fueron tanto un alimento básico como una comida ceremonial. De esa importancia da cuenta la existencia de glifos específicos para referirse a él. La identificación del llamado signo T30 –cuyo valor fonético es waaj– con el tamal ha permitido establecer que éste fue el principal platillo de maíz entre los mayas del Clásico. De hecho, ahora ése es un término que se usa para referirse a la comida cotidiana hecha de maíz, y en el Clásico significaba sin duda tamal. A este platillo se le atribuían dimensiones simbólicas; por ejemplo, se le relacionaba con varias deidades –como el dios del maíz, el dios K y el dios N–, y además el glifo emblema wah parece referirse a cierta región sobrenatural. Esta asociación con las deidades puede deberse a que los tamales fueron una de las principales ofrendas a los dioses, por ejemplo durante el ciclo de 819 días. Este papel como ofrenda principal también se ve en los códices del Posclásico y en las ceremonias contemporáneas.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Vela, Enrique, “El tamal entre los mayas”, Arqueología Mexicana Especial 76, pp. 23-25.