Para el Preclásico Tardío, Cuicuilco tenía una población de más de 20 000 habitantes; sin embargo, en condiciones aún no precisas el sitio fue abandonado y destruido a causa de la erupción del Xitle en fechas poco claras, entre 200 a.C. y 200 d.C. Ese evento seguramente provocó un desequilibrio poblacional y económico que favoreció la consolidación de Teotihuacan como principal centro de poder en la Cuenca de México. Como lo indican algunas evidencias obtenidas de la exploración del basamento principal de Cuicuilco, el abandono fue paulatino, aunque a la larga la gran mayoría del asentamiento y una amplia región en sus alrededores fueron cubiertos por un espeso manto de lava. Se conoce poco de lo que quedó oculto y de hecho la evidencia explorada se restringe prácticamente al centro ceremonial de Cuicuilco y a algunos entierros en la zona de Copilco, investigados a principios del siglo XX.
A final de cuentas, la erupción del Xitle dio lugar a una zona distintiva de la ciudad de México, el Pedregal (o los Pedregales si se atiende a que en distintas áreas de la ciudad recibe un nombre específico), el cual, prácticamente abandonado por siglos, ha sido objeto de una constante urbanización desde mediados del siglo XX y ahora se encuentra cubierto en su mayor parte por calles y construcciones. En él se localiza el campus de la UNAM y parte del mismo fue recientemente declarado área natural protegida.
Tomado de Enrique Vela, “Los volcanes de México”, Arqueología Mexicana 95, pp. 30-33.
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