Entre el pecado nefando y la integración. La homosexualidad en el México antiguo

Guilhem Olivier 

Guilhem Olivier

El conocimiento de la homosexualidad en el México prehispánico depende en gran medida de la difícil valoración de las fuentes que abordan este polémico tema. Al lado de rechazos hacia lo que los españoles llamaron el “pecado nefando”, se perciben sin embargo espacios de tolerancia, sobre todo con los berdaches o travestis socialmente aceptados. La cosmovisión constituye también un marco en el cual se pueden analizar los fenómenos de travestismo, así como indagar sobre el sexo de los dioses.

 

Los discursos sobre la homosexualidad en el siglo XVI

“Porque aun allende de lo que arriba hemos hecho relación a Vuestras Majestades de los niños y hombres y mujeres que matan y ofrecen en sus sacrificios, hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado”. Este juicio de Hernán Cortés aparece en numerosas obras de autores españoles, conquistadores en su mayor parte, pero también cronistas religiosos o historiadores oficiales que enfatizan la presunta generalización del “pecado nefando contra natura” entre los indios. La opinión de los misioneros y de los autores de origen indígena es, en general, muy diferente: destacan la ausencia de “sodomitas” e incluso, contradiciéndose, señalan la existencia de castigos rigurosos para los homosexuales en la época prehispánica.

Estamos sin duda frente a dos discursos opuestos sobre un tema particularmente sensible para la gente de la época. Si la justificación de la Conquista requiere la denuncia en bloque de las costumbres indígenas (en los escritos de los conquistadores es notable la asociación de las acusaciones de antropofagia y de práctica de sacrificios humanos con la de la sodomía), la defensa de los indios se acompaña del elogio de la moral precolombina y de su condena de la homosexualidad.

 

¿Cuáles eran las opiniones indígenas sobre la homosexualidad?

 

Además de los discursos de los conquistadores y de los frailes, conviene examinar ahora los testimonios redactados en lengua indígena: “Sodomita, puto (Cuiloni, Chimouhqui). Corrupción, pervertido, excremento, perro de mierda, mierducha, infame, corrupto, vicioso, repugnante, asqueroso. Afeminado. Se hace pasar por mujer. Merece ser quemado, merece ser puesto en el fuego”. En este testimonio de los informantes nahuas de Bernardino de Sahagún, el homosexual suscita una reacción de asco y de rechazo. Ahora bien, ¿fueron pronunciados estos juicios negativos bajo la influencia de los frailes o bien reflejaban concepciones indígenas? No cabe duda de que los cuestionarios elaborados por Sahagún según modelos occidentales influyeron en sus informantes para distorsionar el retrato de esos grupos. Además, no olvidemos que los informantes indígenas ya evangelizados no podían sino descalificar a los homosexuales.

 

Olivier, Guilhem, “Entre el pecado nefando y la integración. La homosexualidad en el México antiguo”, Arqueología Mexicana núm. 104, pp. 58-64.

 

Guilhem Olivier. Doctor en historia. Investigador en el Instituto de Investigaciones Históricas y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

 

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