Además de sus múltiples usos medicinales o alimenticios, entre los mexicas había algunas flores o representacioncs de ellas en adornos, insignias, rodelas y textiles que servían para determinar las jerarquías y eran de uso exclusivo de los pipiltin o nobles y los guerreros destacados(los hombres de baja cuna y que no sobresalían en la guerra sufrían la pena de muerte si las portaban).
Algunas flores hechas de plumas, de acuerdo con Durán, eran "la sombra de los dioses o la sombra de los señores y reyes". Había flores que se seleccionaban por su delicado olor y que tenían poderes especiales: se creía que suprimían la fatiga causada por desempeñar un cargo público o por gobernar. Éste era el caso de "las flores de verano que huelen bien"; la eloxóchitl, que conocemos como magnolia, y de otras consideradas de lujo, pues se traían a la Cuenca de México desde "tierra caliente", como la tlilxóchitl o vainilla.
Tomado de Ana María L. Velasco y Debra Nagao, “Mitología y simbolismo de las flores”, Arqueología Mexicana núm. 78, pp. 28 - 35.
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